Alberto Cotillas Revilla
Nací en Burgos cuando se jugaba libremente en la calle masticando regaliz de palo, me crie en el popular barrio de Gamonal, donde pasé algunos ratos en una pequeña biblioteca para adentrarme, como un personaje más, en las aventuras de Tintín y de Los Cinco. Estudié en varias ciudades y, finalmente, hice Magisterio. Siempre he estado de acá para allá: actué en un grupo de teatro, di clases en pueblos, fui cooperante entre el Caribe y el Pacífico, viajé cada vez más lejos y completé una pausada vuelta al mundo con mi familia, origen del blog AL ESTE POR EL OESTE.
Libros de poemas
Por mi cabeza suelen deambular planes disparatados, algunos creíbles. Escribo menos de lo que me gustaría; considero un poema como un pequeño capítulo de la vida. Mi primer libro publicado es Quedan todos los días, versos sobre la infancia y adolescencia de mis hijas. La Tiza en verso es un libro con los poemas sobre las vivencias de mis años como maestro.
QUEDAN TODOS LOS DÍAS
Los versos son fuertes, no hay que envolverlos en papel de seda; son solo quebradizos si caen en las gargantas del olvido. Los versos son como las personas, necesitan saberse útiles, amados, revolverse, como el aceite en una colorida ensalada o como los ingredientes secretos de un perfume.
Los poemas también tienen su cumpleaños y, a veces, ante tan sabroso y agradable olor, cuesta distinguir cuál emergió primero en el papel, cuál apareció después.
El orden se tambalea, pero queda el sendero recorrido, un resultado sin final.
Los poemas que he recogido en este libro están escritos entre 2004 y 2018, durante la infancia y la adolescencia de mis hijas, los escribí para ellas, disfrutándolas mientras crecían; cada vez creo más que nunca acabamos de crecer y que el tiempo es un concepto errático.
Aunque he marcado dos secciones, sonreí ante la idea de desordenar los de cada una de ellas; ver un contraste, no una evolución; porque los versos, como las personas, necesitamos dar vueltas y más vueltas para avanzar.
Viajamos
Viajamos por nuestro maravilloso mundo
saltando por encima de las nubes
adivinando qué figuras se descubren
imaginando dibujos en la tierra, geometrías, nudos.
Solo tenemos miedo a los muros
que, sin ser altos, parecen cumbres
separan, restan, ahogan; soledumbre
en vez de personas libres con paso seguro.
Caminamos despacio o con andar resuelto
hacia adelante, alcanzando nuevas líneas del horizonte;
para volver a casa, siempre hay tiempo.
En una palabra
Hay una palabra,
mamá,
que cuando se une a otra,
papá,
forman la circunferencia perfecta
que os ayudará a rodar
por la vida.

LA TIZA EN VERSO
Un
verso debiera haber bastado para resumir todos mis años dedicado a la
enseñanza. Tratando de buscarlo, he ido escribiendo poemas sobre mis emociones
y reflexiones; sin ningún ánimo pedagógico, tan solo como un entretenimiento,
como un juego, como un impulso personal para volver en forma cada día al
colegio con el humor que nunca debe faltar en clase.
Escribo,
tacho y reescribo; mis dedos se manchan de tinta y tiza. Sin embargo, no he
logrado encontrar ese verso definitivo que resuelva cómo y para qué enseñar.
Tal vez sea porque la educación es el cuento de nunca acabar.
Mentira
¿Y si todo lo que enseño fuera mentira? Tras la pregunta, en la pizarra escribe sola la tiza. El lobo se enamoró perdidamente de Caperucita. Colón descubrió en África la propiedad asociativa. Dulcinea siguió a Don Quijote hasta China. Las piedras son una fuente inagotable de energía. A los cuentos sin rima se les llama poesía. La historia la escribió quien perdió la partida. El número pi es un verbo irregular a la deriva. Los adjetivos se refugian en la raíz cuadrada de una lluvia fina. Picasso pintó con los ojos vendados el Guernica. Las noticias que se publican son las que animan. Los polos negativos se atraen para toda la vida. Beethoven creó para un grupo rock la Novena Sinfonía. Las pateras traen oro, incienso y mirra. El aire está compuesto de oxígeno, nitrógeno y golosinas. Las esdrújulas donan su tilde a las víctimas de Siria. Tesituras, hipótesis, conjeturas, el conocimiento viene por la aventura.