Parque Nacional de Thingvellir (Þingvellir)
Dónde aparcar en Thingvellir
Para comenzar el recorrido por el Parque Nacional de Thingvellir hay que tener en cuenta los aparcamientos de alrededor. Nosotros entramos en el primero que encontramos, pero después vimos que daba casi lo mismo el que se eligiera, ya que desde cualquiera de ellos el camino es de ida y vuelta. El principal, P1, dispone de cafetería.
El Parque Nacional de Thingvellir, es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Fue nuestra primera parada desde Reikiavik, está solo a 45 km. En este lugar nos podíamos haber pasado mucho tiempo ya que hay varios lugares que visitar.
Brecha entre dos placas tectónicas
Las placas tectónicas norteamericana y euroasiática están separadas por una falla que ha dado lugar a un pasadizo que se puede recorrer.
Es un hecho comprobado que esas dos placas se están separando dos centímetros y medio al año. Por la brecha que hace 1000 años cabía solo una persona, ahora pasan diez. Impactante.

Esos muros rotos no son un cañón, aunque a primera vista pudiera parecerlo. Aquí la roca aparece resquebrajada no erosionada, formando curiosos perfiles. Algunos escultores utilizan trozos de ella para terminar de sacar de a la luz los rostros desencajados que simulan aparecer.
El recorrido se hace a los pies de una pared natural de 1000 metros de rocas desgarradas. Frente a ella otra pared igual. Entre una y otra un espacio que los habitantes de Islandia eligieron como lugar de ejecución a los malhechores.
Este paisaje hace pensar al visitante, que ve cómo se ha cocinado la Tierra.
Cascada Öxarárfoss
Caminando por esta brecha nos encontramos al poco rato con la cascada Öxarárfoss, mucho más pequeña que las que habíamos visto en nuestra vuelta a la isla. Su importancia está en que las aguas van de una placa a la otra; es como, si de alguna forma, las uniera.

Parlamento islandés
Este lugar es un lugar referencial para los islandeses, aquel donde se reunieron por primera vez para tomar decisiones en común.
El motivo tenía un carácter muy práctico: qué hacer con aquellos que delinquían. Establecieron penas de muerte que sustituyeron a la ley que daba derecho al ultrajado a tomar venganza. El lugar que eligieron para ejecutar las penas está justo en el sitio que hoy es el foco de atracción de todos los visitantes.

La apariencia de aquel lugar impresionó a aquellos islandeses del siglo X. Ellos no sabrían explicar la razón de la singularidad del espacio, pero sí que intuyeron que era especial. Lo eligieron para que se reuniera el Alþingi, la Asamblea, desde el año 930 hasta 1798.
Más recientemente, aquí se declaró la independencia de Islandia, en 1944.
Silfra
Las dos placas tectónicas, norteamericana y euroasiática, también se pueden ver bajo tierra, buceando en Silfra, en el Parque Nacional de Thingvellir.
Nosotros nos acercamos para ver la falla subterránea desde la superficie; sí que vimos un grupo de personas que se sumergían con trajes de buceo acompañados de monitores, seguro que les gustó mucho.

Geysir
No esperábamos un complejo turístico aquí, en el valle de Haukadalur; pero al ver la actividad de esta zona geotérmica, no nos extrañó. Hay un recorrido en el que se puede ver el Geysir y Strokkur.
Hay que ser un poco pacientes para ver el gran chorro de vapor de agua que se produce cada ciertos minutos; lo vimos dos o tres veces, bajo la lluvia incansable. Fuimos a refugiarnos a uno de los restaurantes para entrar un poco en calor y tomar algo.

Hoy en día los géiseres han tomado su nombre del Geysir de Islandia.
Gulfoss
Siguiendo la ruta por el Círculo Dorado llegamos a Gulfoss, también es conocida como la Cascada de Oro.
Esta espectacular catarata tiene algo que la diferencia de las demás: la procesión de turistas que se dirige a admirar su caída. Realmente es una visión hermosa, desde varios puntos.

Nos alegramos mucho de haber decidido dar la vuelta a Islandia por la Carretera 1, así pudimos disfrutar de las cascadas con muchos menos visitantes.
Kerið
Nos salimos propiamente del Círculo Dorado y fuimos a ver el crater Kerið, de propiedad privada. Hay que pagar una entrada y no nos arrepentimos de ello, porque nos gustó mucho.
Se da una vuelta al cráter por arriba apreciando su fondo de aguas azuladas. La tierra es roja y negra, la vegetación de un verde y amarillo intensos. Se puede también descender hasta el lago y rodearlo.

Después de la lluvia, el cielo se volvió azul y nos regaló un arco iris precioso. Islandia muchas veces es gris; a veces negra y, cuando tienes suerte, te deja ver colores a los que no se ha puesto nombre.