Después de una noche sin dormir por el vuelo a primerísima hora de la mañana, llegamos a Islandia. Podía más la ilusión que el cansancio. De hecho, nada más coger el coche de alquiler en el aeropuerto, nos dirigimos hacia nuestro primer destino, Hella, desde donde íbamos a ver de Seljalandfoss y Skogafoss, dos cascadas que habíamos visto muchas veces en fotos de otros viajeros.
De Keflavík a Hella
Este tramo fue nuestra primera toma de contacto con Islandia. La carretera 41 nos iba a comunicar con la famosa carretera 1 que rodea el país.
Estando ya en ella empezaron a surgir los primeros paisajes característicos de Islandia: rocas negras que forman los campos de lava, laderas de verde hierba; en algunos tramos había fumarolas que desprendían olor como de azufre.
En el hotel Hella fueron muy amables y nos dejaron utilizar la habitación antes de la hora de entrada marcada. Nos vino muy bien para asearnos un poco.
Seljalandfoss
Desde Hella a Seljalandfoss hay 28 kilómetros. Llovía, pero escampó cuando llegamos al parking de pago, 160 ISK por todo el día; no hay que intentar escaquearse de pagar porque hay una persona que pasa frecuentemente por los coches para comprobar si tienen el recibo a la vista.

Vimos que algunas personas habían aparcado un poco antes, en el cruce de entrada, e iban andando hasta la cascada.
Seljalandfoss es una cascada de gran belleza, con la particularidad que se puede pasar detrás de ella, lo que es un atractivo añadido, así se puede ver desde todos sus ángulos posibles. No hay ninguna dificultad en ello y solo te mojas un poco.

Gljúfrabúi
Seljalandfoss no es la única cascada, de hecho ya se ven varias desde la carretera 1 en ese mismo emplazamiento. Hay otras más pequeñas con mucho menos caudal, pero que crean un entorno único.
Si se sigue el camino a la derecha, nada más salir de detrás de Seljalandfoss, se llega, a unos 350 metros, a la cascada Gljúfrabúi, la cual tiene la singularidad de estar metida en un pequeño cañón; está escondida, pero es visible desde fuera entre rocas y es posible adentrarse unos metros vadeando el río para verla mejor.

Vimos que mucha gente se queda en Seljalandfoss y no se acerca a ver Gljúfrabúi, cuando es casi obligatorio ir por su cercanía y belleza.
Skógafoss
En el camino hacia Skógafoss se sigue viendo alguna cascada más desde la carretera 1, además de unos parajes realmente bonitos por las formas que tienen de las montañas.
Las dos cascadas están separadas 26 kilómetros. Se hace corto por el paisaje, las ovejas y los caballos siempre presentes.
Skógafoss es como una cortina enorme de agua. Está al lado del parking, esta vez gratuito. Se puede contemplar también desde un mirador que hay arriba del todo. Hay que subir 527 peldaños, los de principio son un tanto altos, pero después son más llevaderos.

Según se va subiendo se ve la grandeza del paraje entero: el río, los montes y hasta los meandros antes de alcanzar el mar. Por otro lado, hay una buena infraestructura de hoteles y restaurantes, aparte de sitio donde acampar.
Paso de montaña Fimmvörðuháls
Desde el mirador empieza el paso de montaña Fimmvörðuháls. Este sendero es uno de los más conocidos en Islandia, discurre por el río Skógá a lo largo de 26 kilómetros, el punto más alto está a 1100 metros.

En el cartel que está en la zona de acampada recomiendan no hacer este sendero entre el 15 de septiembre y el 15 de mayo. Hicimos aproximadamente el primer kilómetro. Nos dejó maravillados, es una verdadera delicia para los ojos.
Alojamiento en Hella
Después de este estupendo primer contacto con los paisajes de Islandia volvimos al hotel. Nos alojamos en el Hotel Hella; está nada más salir de la carretera 1.
Es un hotel bien cuidado con personal muy amable. Ofrece desayuno incluido en la oferta de Booking. Era de lo más variado y cuantioso, con sopa y todo. Recomendamos totalmente el Hotel Hella.
Está al lado de los puntos de recogida de los autobuses de las agencias que organizan excursiones a Landmannalaugar, de un supermercado y de una gasolinera.
En el siguiente relato contaremos la visita a Landmannalaugar. Ya en el primer día, Islandia nos tiene conquistados.