De Cairns volamos a Bali-Denpasar vía Darwin, Australia; aunque el vuelo es corto la diferencia es enorme. Estábamos en Asia, nuevo continente; el cambio era radical: el tipo de gente, los establecimientos, la cultura, la moneda, las costumbres, las casas; pero entre tanto turismo que viene a Bali, lo que más llama la atención es la espiritualidad que se ve en cada momento del día, en cada calle y en muchas acciones de las personas.
Bali, a pesar de pertenecer a Indonesia, mayoritariamente musulmán, es una isla que es hinduista. Su espiritualidad se basa en que los dioses han creado la Naturaleza, por tanto, se deben hacer ofrendas a los dioses, personificados en animales y plantas. En las casas debe haber tres templos donde hacer ofrendas. Todo tiene el bien y el mal, donde está lo positivo está también lo negativo.
Nos albergamos los primeros días cerca de Ubud, en Batuan, que es el pueblo de los pintores. Alrededor de Ubud hay varios pueblos, algunos se distinguen porque sus artesanos trabajan un material; así, muy cerca del nuestro estaba Celuk, pueblo de la joyería de plata y Mas, pueblo de los artesanos de la madera.
Nuestra casa en Batuan la habíamos reservado a través de www.vrbo.com , una página web donde gente que tiene una segunda vivienda la pone en alquiler para vacaciones como si fuera un hotel. Nos salió muy bien de precio, nos hacían el desayuno y la limpieza por la mañana. Las vistas eran espléndidas: campos de arroz, palmeras, un río con una cascada y mucha tranquilidad. El resort de enfrente valía el doble.

Nuestra casa en Ubud
Wayan, el manager de la casa, era también nuestro taxista y guía turístico; nos recogió en el aeropuerto y nos llevaba allí donde queríamos ir por un precio muy razonable. Al día siguiente de llegar estuvimos en Ubud, destino de muchos turistas de todos los países. Primero visitamos The Sacred Monkey Forest Sanctuary, el Bosque Sagrado de los Monos; había un montón de monos, macacos balineses, que se mueven a sus anchas por este parque al lado del pueblo. En él hay algún templo, vimos el Pura Dalem Agung, del siglo XVI y con muchos monos esculpidos. Los monos son sagrados y se les hacen ofrendas. Como estamos en la estación de lluvias empezó a llover bastante, así que nos fuimos a comer.
Las comidas balinesas están muy buenas y los precios son muy bajos. Después visitamos Ubud: un pueblo con unas pocas calles transversales unas a otras, las cuales están llenas de tiendas de artesanía y restaurantes, para que el turismo compre y se alimente.

Templos en Ubud
El turismo es la principal fuente de ingresos en Bali. La isla tiene unos cuatro millones de habitantes y el año pasado hubo dos millones de turistas. En el 2002 y en el 2005 hubo atentados con víctimas; ello hundió esta fuente de ingresos tan grande, aunque se fue recuperando poco a poco. Aunque los dueños de los hoteles sean australianos, americanos, europeos e, incluso, balineses, sin turismo no gana el taxista, ni el del restaurante, ni los guías, ni los camareros, ni los artesanos, ni los vendedores, ni los que limpian, ni los de las lavanderías, ni el que atiende la piscina, ni las que dan masajes, ni los que venden tickets en los templos , ni las tiendas que tienen Internet, ni los que venden café como el que probamos en la plantación Oka, donde nos explicaron que los granos se obtienen después de limpiar los granos de café que el luwa, un mamífero que lo come previamente y en su estómago se forma un proceso químico mediante el que fermenta con el resultado de un café excelente.

Plantación Oka
Sin turismo no ganarían los que te piden un donativo al ponerte un pareo para entrar en los templos, como los de Pura Tirta Empul y Pura Pusha, en el primero nos encontramos con una ceremonia de purificación; en la procesión desfilaban músicos y gente de todas las edades bajo una lluvia torrencial y en el segundo, muy cerca de donde nos alojábamos , donde por la noche nos paramos a ver cómo muchas mujeres bailaban al son de una música con el propósito de ahuyentar los malos espíritus y así prevenir las enfermedades en esta época.

Pura Tirta Ampul

Pura Pusha
Tampoco ganarían las tiendas de artesanía que están por todas partes, también las encontramos cuando fuimos a ver las terrazas de arroz, las vimos bajo la misma lluvia que había empezado en el templo y no paraba, la carretera parecía un río. Ni ganarían los que te alquilan paraguas cuando llueve, ni los vendedores ambulantes que están en los lugares más visitados, como en el Monte Bucan, un volcán activo al lado de un lago que le hace hermoso pero que en 1963 entró en erupción matando a seis mil personas; en 1983 también, pero sin causar víctimas.
Sin turismo no hay rupias. Para hacerse una idea, los maestros ganan quinientos dólares al mes; una camarera, la mitad. El turismo, económicamente, lo es todo.
Cuando te hablan de las bombas no pierden la sonrisa, siempre sonríen. Su espiritualidad les da paz y equilibrio.
Tranquilidad es lo que encontramos en nuestra segunda estancia en Bali, nos quedamos tres días en www.enigmabali.com en Canggu.

Enigma Bali
Nuestra idea era conocer las playas de la parte sur de la isla, aunque es más turística, pero está más cerca del aeropuerto. De camino Wayan nos llevó al Bali Safari and Marine Park, donde vimos, desde un autobús, a animales de Asia y África en libertad. Aunque los dueños son chinos balineses, sin turistas no habría trabajo para los conductores, cuidadores, camareros, fotógrafos, vendedores, guías y personal que está al cuidado de los elefantes que montamos; fue una buena experiencia.

Bali Safari and Marine Park
Cerca del “Enigma” estaba la playa de Perarena. Es de arena negra y es buena para hacer surf. Desde el restaurante Echo Beach, muy recomendable, teníamos una buena vista.

Playa de Perarena

Camino a la playa de Perarena

Arrozales camino a la playa de Perarena
Seminyak y Legian están plagadas de resorts frente a la playa que, en principio, parecen que estaban muy bien, pero al acercarnos vimos la cantidad de suciedad que había en ellas. Les vendría muy bien una recogida sistemática de plásticos y botellas; se nos quitaron las ganas de bañarnos. Eso también hace daño al turismo. Las calles de estos pueblos están repletas de tiendas de artesanía, muchas de pulseras y collares.
Nos despedimos de Bali bajo una lluvia intensa; antes, de madrugada, nos habían dicho adiós las amables empleadas del “Enigma”, nos lo dijeron con una sonrisa y un zumo de sandía; así todo se lleva mejor.
Vuelta al mundo 2011/12