Hay lugares que deseas conocer pero se resisten a ello. Machu Pichu e Iguazú eran dos destinos que estaban en nuestra mente y había que conseguir alcanzarlos alguna vez para descubrir el misterio y la belleza que los rodea.
LOS SUEÑOS SE VAN CUMPLIENDO
En nuestra vuelta al mundo de 2011/12 no tocamos Sudamérica. Tuvimos que dejarla para otra ocasión porque los vuelos para cruzar el Pacífico por el sur, haciendo paradas en Isla de Pascua, Tahití y Hawaii encarecían demasiado el viaje. Fue mucho más asequible ir de Las Vegas a Honolulú y de allí a Fiji y Tonga. Por eso se nos quedaron por ahí lugares soñados como Machu Pichu, Iguazú, los glaciares…. Pensamos que ya planearíamos ese viaje más adelante y así ha sido.
En el verano de 2014 hicimos un viaje extraordinario con un recorrido desde Lima a Paracas, Nazca, Arequipa, el Cañón del Colca, el Lago Titicaca, el Valle Sagrado y Machu Pichu en Perú. De ahí volamos a Iguazú y, en la vuelta, conocimos Washington DC, donde fuimos “vecinos” de Obama; es una ciudad ideal para pasear y ver rincones que salen en montones de películas.
En el viaje de ida paramos unas horas en Nueva York, solo vimos el skyline desde el aeropuerto, no dio tiempo a ir a la Gran Manzana a recordar nuestro viaje anterior.
LIMA
En Lima compramos los billetes de autocar para viajar durante tres días hasta Arequipa haciendo noche en Paracas y Nazca y así aprovechar para ver las Islas Ballestas y los famosos geoglifos de las Pampas de Jumana.
En Lima nos alojamos en el barrio de Miraflores; el hostal El Patio era como una isla rodeada de un mar de modernos edificios.

El Parque del Amor en Miraflores
Nos dieron un buen servicio, contratándonos el transporte desde el aeropuerto a un precio razonable, lo cual resulta muy cómodo y sobre todo seguro. Las habitaciones son sencillas pero el ambiente es agradable, lo cual vale mucho.
Cerca del hostal había un supermercado con un mostrador de la compañía Cruz del Sur donde pudimos comprar los tickets de autobús Se necesita el pasaporte pues están expedidos a nombre de cada viajero como los de avión. La seguridad que da esta compañía es muy grande ya que hay control de pasajeros y equipajes similar al de los aeropuertos, incluso te graban en video al subir al autobús. Además reparten bebidas con tentempiés y comidas a bordo mientras te entretienes con las películas.
Una vez resuelto esto, buscamos un cajero para obtener dinero en metálico. Todos te dan la opción de sacar soles o dólares. Probamos unos cuantos hasta encontrar el que más cantidad nos daba, que no era más de 700 soles. Todos disponen de guardias de seguridad por lo que se puede hacer uso de ellos con tranquilidad.No nos costó familiarizarnos con Miraflores, distrito desde el cual es fácil desplazarse hacia el centro de Lima en un autobús rápido llamado Metro, o hacia la costa, caminando en cuestión de minutos. Se encuentran tiendas, bancos y restaurantes a tutiplén.

Vista de Miraflores
El centro de Lima tiene fama de peligroso, pero no de día. Allí fuimos; nos bajamos en una parada un poco alejada del centro histórico, el cual no es muy grande. Paseamos por la Plaza de Armas, por sus alrededores se ven casas coloniales con hermosos balcones. Visitamos la iglesia de San Francisco.

Balcones del Palacio Arzobispal
También, cerca de Miraflores, está el conjunto arqueológico Huaca Pucllana, donde los Lima construyeron un templo para adorar al mar. Esta antigua civilización ligada al océano fue muy anterior a los Incas y allí nos empezamos a hacer una idea de lo que es la historia de este país.

Recreación en Huaca Pucllana
Circuito Mágico del Agua del Parque de la Reserva, en Jr. Madre de Dios s/n. Desde Miraflores cogimos el metro y nos bajamos en “Estadio Nacional”, el Parque de las Aguas está en frente. En él hay un espectáculo de luz y sonido, es muy agradable para pasear.

Parque de las Aguas
Dos días son suficientes para conocer un poco Lima y nosotros sabíamos que íbamos a regresar dos veces más para coger el avión a Iguazú y después a Washington. En nuestro programa Lima era poco más que una parada técnica con aeropuerto, pero después de todo nos gustó repetir los paseos por los acantilados y probar la comida tan rica que hay en este país. Ojo: ¡Cuidado con el ceviche que puede que pique más de lo que imaginas!
DE LIMA A LAS ISLAS BALLESTAS, EN PARACAS
En taxi nos fuimos a la estación de autobuses de Cruz del Sur donde cogimos un bus hasta Paracas.
El viaje hacia el sur tiene una constante: el paisaje de desierto con laderas a la izquierda y el océano a la derecha.
Los asentamientos humanos de chabolas proliferan uno tras otro en lo que se llama El Cono Sur de Lima. Después, piedras y dunas hasta Paracas en la provincia de Pisco, famosas por sus bodegas. Tras tres horas de viaje, 250 kilómetros, llegamos al atardecer para descansar en El refugio del pirata. Así tuvimos la oportunidad de hacer el primer tour por las Islas Ballestas al día siguiente. Nuestro alojamiento estaba en la parte nueva y era sencillo: una habitación para cuatro con baño, televisión, teléfono y desayuno incluido. Desde el hostal gestionan visitas y taxis hasta la estación de Cruz del Sur.

Pingüinos Humboldt en las Islas Ballestas
La Reserva Nacional del Paracas es un área protegida que comprende un ecosistema marino y es refugio para lobos marinos, pingüinos Humboldt y otras aves. Se recorre en lanchas, las cuales se van adentrando por las rocas donde están los diversos animales, por el camino se ve el geoglifo El Candelabro, 120 metros de largo. Mereció la pena ver las islas Ballestas.

El Candelabro

Islas Ballestas
Paracas está construida en torno a una bahía con un puerto y un complejo turístico peculiar por el tipo de edificaciones de poca altura.

Islas Ballestas
LAS LÍNEAS DE NAZCA
La próxima parada en nuestra ruta, Nazca, estaba a dos horas y media de viaje por la Panamericana hacia el sur.
Llegamos con tiempo suficiente para descansar un poco el hotel Alegría , justo en frente de la estación, y coger un autobús con dirección a la torre de observación a unos 10 kilómetros. Para subir a la torre hay que sacar un ticket de un sol. Desde arriba se ven las figuras de las Manos, el Árbol y varias rectilíneas. El paisaje sobrecoge por la desolación.

Líneas de Nazca, desde la torre de observación
Si se quieren ver más líneas ya hay que coger una avioneta, no estaba en nuestros planes: es caro, posibles mareos y no hay seguridad de que los que no tuvieran ventanilla apreciaran bien las líneas.
A la mañana siguiente hacía un día espléndido tras la noche fría. Paseamos por la ciudad hasta el Museo Arqueológico Antonini, muy didáctico. Te da una idea muy buena de cómo los antiguos pertenecientes a la cultura Nazca construyeron los geoglifos.

Museo Arqueológico Antonini
HACIA AREQUIPA
La próxima parada era Arequipa, tras un trayecto más largo en autobús de casi 8 horas, llegábamos de madrugada en la capital. El alojamiento en Posada de La Nueva España lo habíamos contratado previamente, como todos los demás. Ellos mismos se encargaron de contratarnos el transporte desde la estación y allí estaba esperándonos el chófer. En Arequipa se recomienda, por seguridad, que llames al taxi desde el hotel o del restaurante en que hayas comido para evitarte problemas desagradables. Nosotros agradecemos los consejos de los propietarios de los hostales. Se están abriendo camino como pequeños empresarios gracias al buen trato que dan al cliente para que este dé buenas referencias de ellos.
Por el día no hay problema en andar por Arequipa.
La Posada Nueva España está en una casa colonial y solariega, con patios interiores y con historia, a diez minutos caminando de la Plaza de Armas.
Arequipa está a los pies de varios volcanes nevados y con el río Chili que la cruza, lo que le da una apariencia idílica que debió encantar a los conquistadores españoles por lo que se decidieron a levantar esta Ciudad Blanca tan preciosa, con un sol tan radiante la mayor parte del año. No sabían que tenía un secreto: el suelo bajo ella temblaba.
En Arequipa pasamos cuatro días: dos para visitar la ciudad, la catedral y el Monasterio de Santa Catalina y otro para ir al Cañón del Colca. Os lo contamos en la siguiente entrada.