Parque Nacional de Ethosa
La gran llanura blanca, ese es el significado de la palabra Etosha. Hoy alberga dos ecosistemas: la sabana y la depresión, pero hace millones de años fue un gran lago. Los pozos de agua donde viene a beber cada día la variada fauna durante la temporada seca, de mayo a noviembre, son el foco de atracción de este lugar.
Los visitantes ven el parque desde sus vehículos, de los que no se pueden apear salvo en las zonas preparadas para ello. Trazan una ruta y se van deteniendo en distintos puntos, frecuentemente charcas, para observar a los animales ir a beber. Se dejan hipnotizar por el mundo animal.
Campamento Okaukuejo
Por el camino hasta Etosha vimos termiteros y un tornado de arena que nos pasó encima del coche. Llegamos a “El Dorado” más pronto que ningún día. Habíamos alquilado una habitación.
No hicimos nada en especial, piscina, contestar mensajes al volver a tener wifi y pensar en los siguientes días en el Parque Nacional de Etosha. En un viaje largo y con condiciones distintas a las habituales, es necesario parar en algún momento. Levábamos una semana habiendo recorrido 1727 km, muchos de ellos por carreteras de gravilla, despacio, por baches y vados, rectas interminables y bajadas tremendas, pero no nos quejamos, lo que veíamos nos gustaba, más estando sobre el terreno y experimentando lo que habíamos leído en otros blogs.
También aprovechamos para trabajar en Adolesco, asociación de intercambios lingüísticos entre jóvenes de varios países.
Mientras tanto, el atardecer desde la habitación en El Dorado Guest Farm era de nuevo increíble, los colores iban cambiando con fuerza del amarillo al rojo, los atardeceres en África son tremendos.
Desde El Dorado hasta el Parque Nacional de Etosha hay pocos kilómetros, pero el recorrido está plagado de emociones. Llegamos a la puerta de Anderson y allí, mientras esperábamos a que nos cogieran los datos del registro del coche, vimos de nuevo a unas mujeres de la etnia Himba, sentadas en un corro con sus niños; están fuera de su territorio tradicional, se acercan a donde llegan los turistas para vender.
Tras unos pocos kilómetros llegamos al campamento Okaukuejo, donde hay alojamientos, un supermercado y un restaurante. Nos acercamos a la charca a la que se acercaban en ese momento antílopes y cebras. Después de contemplarlos pagamos la entrada al parque en la oficina que está frente al supermercado.

Campamento Halali
De Okaukuejo nos dirigimos hacia el campamento de Halali, donde íbamos a acampar. Por el camino vimos señalizaciones hacia puntos donde, supuestamente, podía haber animales. ¡Hasta vimos una leona descansando en un árbol cercano a nosotros!

Vimos cebras, antílopes, un chacal, ñus, jirafas comiendo al lado de la carretera.
Así llegamos al campamento de Halali donde nos dieron la plaza que habíamos reservado previamente y nos fuimos a la estupenda piscina que había. Por la noche nos acercamos a la charca con la esperanza de ver elefantes pero solo vimos animales pequeños que iban a beber.

Campamento Namutoni
Después de desayunar tranquilamente y desmontar la tienda nos dirigimos hacia el campamento de Namutoni, a 75 km de Halali.
Antes de partir volvimos a la charca, que esta vez estaba muy animada con antílopes y cebras. Todos estábamos en silencio total, daba hasta reparo hacer fotos.
Después de un rato salimos. Nos desviamos nuevamente por algunos caminos permitidos hacia otras charcas. Algunas tenían agua pero ni un animal. Es cuestión de suerte, como ver una aurora boreal en Islandia. Había que intentarlo, todo puede cambiar en minutos.
En otras charcas vimos muchísimas cebras, jirafas, gacelas y ¡por fin vimos elefantes! Nos parecieron impresionantes. El elefante de Namibia es grande con colmillos pequeños. Pasaron muy cerca de nosotros.


También tuvimos al lado a las jirafas en varios momentos. Así llegamos al campamento de Namutoni donde nos esperaba un estupendo atardecer.

Alojamientos
En el campamento Halali hay cabañas y el camping, en el que ocupamos una de sus parcelas. Hay punto de luz y agua. Se puede hacer fuego. Los baños son compartidos, pero hay suficientes para todos. Hay un bar, piscina y restaurante. También un supermercado para productos básicos. El wifi es de pago. Nos gustó. Totalmente recomendable.
El campamento de Namutoni es muy similar al de Halali, pero mejor cuidado y más coqueto. La gran diferencia entre ellos es que las parcelas del camping de Namutoni tienen césped, lo que es muy agradable.
Conviene reservar cuanto antes cualquier campamento en el Parque Nacional de Etosha porque están muy demandados.