Reikiavik nos sorprendió gratamente. Sus calles Laugavegur y Skólavörðustígur con sus restaurantes y tiendas, el Harpa, Centro de Conciertos y Conferencias, y el museo Perlan, ya son por sí mismos atractivos en una ciudad que hay que tomársela con calma para descubrir rincones andando.
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Unos días en Reikiavik con intercambio de casa
