En la península de Snæfellsnes encontramos casi todos los tipos de paisaje que habíamos visto en nuestra vuelta alrededor de Islandia, por la carretera 1; el pueblo pequero de Stykkishólmur, cascadas, como Grundarfoss y Kirkjufellsfoss, el cráter Saxhóll o los acantilados de Arnarstapi.
Stykkishólmur
El pueblo pesquero de Stykkishólmur tiene casas de colores, lo que le da un toque atractivo, como también su puerto y el paseo por el dique hasta la pequeña isla Súgandisey. Desde ella hay unas estupendas vistas al enorme fiordo Breiðafjörður, particularmente rico en vida salvaje.

La mitad de las especies de plantas que hay en Islandia se dan en sus costas. Es una de las zonas donde más tipos de aves crían, aparte de ser lugar de paso para especies migratorias hacia Groenlandia y Canadá.
Berserkjahraun
Berserkjahraun es un campo de lava bastante grande que se puede recorrer en coche. Las formaciones rocosas contrastan con el color azul del agua del lago.

Grundarfoss
La siguiente parada por la península de Snæfellsnes fue la cascada Grundarfoss. La caída se ve desde el parking, pero es bonito caminar hacia ella durante un kilómetro.

Se llega a un punto donde hay una valla. Aunque vimos a gente que la pasaba, creemos que hay que respetar las indicaciones que se dan en cada lugar para realizar un turismo responsable.
Kirkjufellsfoss
Unos kilómetros más allá está la cascada Kirkjufellsfoss. Como la anterior, se ve también desde el parking. Hay un sendero muy corto marcado que conduce hasta ella para los que quieren apreciarla desde cerca.
El entorno es hermoso por las montañas de fondo que la realzan mucho; es una de las imágenes que aparecen en los folletos turísticos de Islandia.

Ólafsvik
Llegamos a Ólafsvik, otro pueblo pesquero; tiene el atractivo de tener una cascada, Bæjarfoss, en el mismo pueblo, a la que se puede ir andando.

Lo elegimos para alojarnos por su ubicación. De noche dimos una vuelta por el puerto hacia la iglesia de curiosa geometría. Encontramos abierto el restaurante Hraun y nos tomamos algo; es un buen lugar para pasar un rato, además estaba al lado del Hotel Olafsvik.
Iglesia de madera de Hellissandur
En la península de Snæfellsnes nos fijamos en las iglesias de madera. Suelen ser de distintos colores, aportan singularidad al paisaje de Islandia, como la de Hellissandur, a pocos kilómetros de Ólafsvik.

Playa de Skarðsvík
Nos sorprendió encontrar una playa blanca, Skarðsvík. No es grande, pero muy bonita.

Paseamos un rato por ella, una excelente combinación de algas, rocas volcánicas y arena.
Cráter Saxhóll
Todos los lugares que fuimos viendo en península de Snæfellsnes quedaban cerca unos de otros. De la playa de Skarðsvík llegamos enseguida al cráter Sashóll, donde hay que subir por un montón de escaleras, muy cómodamente, y quedar totalmente recompensado con las vistas.

Faro Malariff
Nuevo parking desde donde dar un paseo hacia el faro Malariff. Sus 24 metros de altura hacen que sea visible en todo momento, con un buen fondo hacia el mar.
Acantilados de Arnastapi
El recorrido por la península de Snæfellsnes se iba acabando. Si todo lo que habíamos visto hasta ahora nos había gustado muchísimo, la guinda la pusieron los acantilados de Arnastapi.

Cerca del aparcamiento hay un par de lugares para comer, además de algún puesto callejero que vimos. Ahí empieza un circuito señalizado por unos acantilados bonitos de verdad.
Estuvimos un par de horas, ya que nos lo tomamos con calma; el lugar lo requería.
Así acabamos nuestro periplo por península de Snæfellsnes. De camino a Reykjavík seguimos viendo campos de lava y cascadas.

Alojamiento
En Ólafsvik nos quedamos en el Hotel Ólafsvik. Le cogimos en Booking. Está céntrico, frente al puerto. No hay recepción, nos mandaron un código por email para poder abrir la puerta de nuestra habitación. Los baños son compartidos, pero están muy bien. Tiene un salón comedor común enorme donde se puede cocinar en microondas. Totalmente recomendable.