Desde Shanghai a Xian y después de Xian a Pingyao, de muralla a muralla, fuimos en tren, en coche cama. Viajar y dormir a la vez estuvo muy bien, pues entre cenar, jugar un poco a las cartas y dormir, no nos enteramos de los 1500 y 573 kilómetros que separan dichas ciudades respectivamente.
Un hostel en Xian en medio de la vida diaria
Al llegar a Xian nos estaba esperando con una furgoneta, una persona del albergue Han Tang Inn Youth Hostel, que habíamos reservado previamente.

Calle del hostel
Está situado dentro de la ciudad amurallada, cerca de la Torre de la Campana y en una calle muy popular, donde ves la vida normal de la ciudad, con sus comercios, talleres, puestos callejeros y vehículos de todo tipo.
Sin embargo, el hotel es algo que no te esperas. Cuando abrimos el cortinón que ponen a la entrada para que no entre el frío, vimos un ambiente muy acogedor donde se unía oriente y occidente. Era como un paraíso para los viajeros occidentales en China porque te hablaban en inglés, siempre había alguien tomando algo y conversando en el bar, donde nos sirvieron café calentito nada más llegar. Las paredes están forradas con dibujos hechos por los viajeros que han pasado por allí. Ponían pelis, ofrecen actividades de cómo cocinar dumplings, organizan excursiones. Nos encantó a todos.
Desde allí es muy fácil ir a las Torres de la Campana y del Tambor del siglo XIV, que están en el centro de la ciudad y donde escuchamos sendos conciertos de música instrumental china.

Torre de la Campana

Xian
Al lado está el barrio musulmán con su original mezquita del siglo XIV en estilo chino y rodeada de un bazar. El islam se introdujo aquí a través de la Ruta de la Seda, todo un camino lleno de influencias.

En el barrio musulmán
Otra vez nos asombró la cantidad y calidad de centros comerciales en las ciudades chinas, así que como estábamos todavía necesitados de ropa, practicamos un poco el shopping.
Lantern Festival
Nos dirigimos hacia la puerta sur de la muralla donde estaba celebrándose el festival de primavera, y otra vez nos dejamos deslumbrar por el despliegue que se monta, ayudándonos a sobrellevar el frío con una bebida caliente en las manos.

Lantern Festival en la muralla

Lantern Festival en la muralla
Los Guerreros de Terracota
Sin embargo la gran atracción de Xian son los guerreros de terracota que se encontraron enterrados dentro del Mausoleo del emperador Qin Shi Huang en el 210 antes de Cristo. Fuimos a verla con una excursión con guía en inglés organizada desde el albergue. Es tan increíble ver el poderío que tenían los emperadores como lo es apreciar la delicadeza con la que están hechas las figuras, todas diferentes. También sorprende el meticuloso trabajo de restauración que se está llevando a cabo.

Guerreros de Terracota

Guerreros de Terracota
En el siguiente enlace podéis ver más opciones para ir a ver los Guerreros de Terracota:
Después de la larga visita todo el grupo fuimos a un restaurante de comida china donde comimos muy bien. Las camareras, unas quince o veinte, no paraban de traer platos y platos de comida: pan muy blanco, dumplings, bolitas, boniatos, arroz, setas que acompañamos con té caliente. Las camareras estuvieron allí mirándonos mientras comíamos hasta que de repente, sin saber por qué desaparecieron y nos quedamos el grupo comiendo. Debía ser su hora de comer, pero de sentirnos superatendidos pasamos a sentirnos abandonados.
Algunas cosas que nos sorprendieron de China
Si empezamos a enumerar las cosas que nos dejan boquiabiertos en China no acabaríamos, pero ahí van algunas del ellas:
- Ver al granjero que descubrió la primera figura de terracota poniendo firmas en los libros que venden en la tienda. El señor Yang Zhifa, muy serio él, ha pasado a ser una superestrella.
- Sentir lo que es ser una hormiga en la estación de tren, cuando se acaba la celebración del festival de primavera, y todos los chinos vuelven a casa. Es la movilización de gente más grande del mundo: 300 millones de personas viajando a la vez. Las estaciones son inmensas pero aun así las salas de espera están a tope. Es de admirar la organización que tienen porque en un tiempo record la gente está sentada en su sitio.
- Llegar con más de una hora de adelanto a la estación y ver que hay quinientos chinos que han llegado antes que nosotros.
- Cruzar por un paso de cebra y descubrir que el autobús urbano que se aproxima a gran velocidad no va a parar, que estamos la familia entera en medio de la carretera y ¡que no para!, ¡que no para!, ¡que nos pillaaa!, ¡Quietos, socorrooo! Y sentir la ventolera que deja el autobús tras de sí.
- La cola kilométrica para esperar taxi que hay en las estaciones.
- Ir en un tren de alta velocidad, con gente educada y oír los eruptos que se tira tu fina compañera de asiento.
Ping Yao
En Ping Yao nos quedamos en Yi De, un pequeño hotel que nos había recomendado la familia de Christchurch, situado dentro de la ciudad antigua, dentro de la muralla, en una casa de dos patios de estilo Ming y Qing. http://www.yide-hotel.com/zhonghe0.htm El restaurante ofrece una comida muy rica adaptada al gusto occidental y el personal te ayuda a conseguir billetes de tren y transporte a la estación. Las camas son enooormes y cabíamos los cuatro en una sin tocarnos.
Para visitar todos los edificios de la ciudad tuvimos que comprar un ticket para entrar en 17 sitios, o lo coges o nada, porque no te venden tickets por separado. Lo tienen estudiadísimo.

Calle de Ping Yao
Ping Yao es muy interesante porque te haces a la idea como era una china ciudad con gran actividad comercial y bancaria. Aquí aprendían kung-fu los que escoltaban el oro cuando había que transportarlo de una ciudad a otra. Aquí se firmaron las primeras letras, origen del sistema bancario chino actual, aquí se creó la primera Cámara de Comercio. Aquí está también el antiguo Templo de Confucio del siglo XII. Pingyao es Patrimonio de la Humanidad. Por la ciudad se puede pasear sin dificultad, aún tiene un ambiente antiguo, aunque hay muchas motos eléctricas.

Ping Yao
Por cierto, como sabíamos tan poca cosa de la historia china, no dábamos abasto a leer para situarnos un poco. Se nos planteaban demasiadas preguntas, pero de esta sí que salimos enterados de que los chinos han inventado el papel, la imprenta, la brújula, la pólvora, la tinta, la seda, la cometa,… y siguen inventando.
Lo que pasa es que no se dan tanta importancia como otros. Son una civilización admirable, sin parangón en el mundo. Nunca se han detenido.
Vuelta al mundo 2011/12