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Jules Verne, de Nantes a Burgos

Ocurre, en ocasiones, que alguien o algo te persigue y no te importa porque resulta agradable. Eso nos ha ocurrido con Jules Verne. Este verano nos encontramos sus huellas en su ciudad natal, Nantes, Francia; ahora volvemos a coincidir en Burgos, a través de la exposición del X Salón del Libro Infantil y Juvenil que el Ayuntamiento de Burgos ha dedicado a este gran escritor en el Monasterio de San Juan.

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Entrada a la exposición en Burgos

En Nantes hay un museo dedicado a Jules Verne, nacido en esta ciudad el 8 de febrero de 1828. El Museo Jules Verne está en 3, Rue de l´Hermitage, al cual se puede ir andando desde el centro o el tranvía número 1 que para cerca.

En Nantes existe un itinerario, “Tras los pasos de Jules Verne”, en el cual están marcados todos los lugares relacionados con él.

El recorrido se puede empezar en su casa natal, número 4, rue Olivier de Clisson. Una placa indica que ese edificio de viviendas fue su lugar de nacimiento.

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Edificio donde nació Jules Verne en Nantes

Por aquel entonces estaba en la isla Feydeau, entre dos brazos del Loira, en su confluencia con el Erdre.

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Así era Nantes cuando nació Jules Verne; La Poissonnerie , en la isla Feydeau

Nos ocurrió algo curioso, un vecino que estaba en el portal y al vernos parados leyendo la placa, nos invitó a pasar al interior. Así lo hicimos; dentro había algunos vecinos más charlando, subimos unos tramos de escalera y, a pesar de los 188 años transcurridos desde su nacimiento, no se observaban muchas reformas, aún se podía respirar una atmósfera antigua en la que te podías imaginar el llanto de un niño al nacer que no sabía que iba a dar tantas horas de emoción a tantos millones de personas.

Sus padres, Pierre Verne y Sophie Allorte de la Fuye tenían una posición acomodada, él era abogado. Un año más tarde, al nacer su hermano Paul, se trasladan al número 2 del Quai Jean Bart.

Cuando tenía 12 años la familia, ya con dos hijos y dos hijas, se trasladan al 6, rue Jean-Jacques Rousseau, al lado del Passage Pommeraye. En esta casa Jules se rodea de libros y más libros de historias de viajes y descubrimientos, de historia antigua y moderna y numerosas revistas, de autores franceses, ingleses e italianos; también había, lupas, microscopios y un gran telescopio. Seguramente todo ello despertó la curiosidad y su imaginación con un criterio científico; con sus palabras: “en mis novelas siempre he tratado de apoyar mis pretendidas invenciones sobre una base de hechos reales”.

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Objetos de la época de Jules Verne, exposición de Burgos

En esta casa vivió hasta bien entrado 1877, en esa época escribió sus libros más famosos: Cinco semanas en globo (1863), Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865), Los hijos del capitán Grant (1867), Veinte mil leguas de viaje submarino (1869) y, la más conocida, La vuelta al mundo en 80 días (1872). Por aquel entonces también escribió Miguel Strogoff, el correo del zar (1876).

Como puede leerse en la exposición de Burgos: “Verne, el visionario, aúna en sus novelas ciencia y literatura. Deja volar su desbordante imaginación y desarrolla en sus obras ideas que, aun pudiendo parecer descabelladas, pronosticaban lo que la ciencia sería capaz de conseguir en cuestión de décadas”.

Jules Verne predijo con gran precisión en sus relatos fantásticos la aparición de algunos inventos posteriores, como la televisión, el helicóptero, el submarino, las naves espaciales. Como él mismo dijo: “Llegará un momento en que las creaciones de la ciencia superarán a las de la imaginación”, y “la ciencia se compone de errores que, a su vez, son los pasos hacia la verdad”.

Por poner un ejemplo: unos años más tarde el primer satélite artificial lo lanzó la antigua URSS, en 1957; el primer ser vivo en el espacio fue la perra soviética Laika y el primer humano fue el ruso Gagarin. En 1969 el Apolo 11, de EEUU, alcanzó la Luna; bien conocida es la frase de Neil Armstrong: “Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad”.

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«De la Tierra a la Luna». Exposición de Burgos

Jules Verne vivió en el número 1, rue Suffren de junio de 1877 a septiembre de 1878. Durante esa época escribió Un capitán de quince años, en el que denuncia la trata de personas y la esclavitud. Desde Nantes salieron numerosos barcos cargados de personas africanas para ser convertidos en esclavos en América.

El mar estuvo presente en sus obras. “He vivido entre el movimiento marítimo de un gran puerto comercial, punto de partida y llegada de muchos viajes de larga distancia”, apuntó. Él mismo fue propietario de tres barcos, “Saint-Michel”, “Ardan” y “Strogoff”.

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Jules Verne vería así el puerto de Nantes en el siglo XIX

El Museo Jules Verne está en el número 3, rue de l´Hermitage; en él se encuentran libros y documentos originales, ilustraciones, carteles, juegos y objetos. Antes de entrar se puede ver la estatua del joven Jules mirando al puerto que él también observaría; en otra estatua está el capitán Nemo orientándose con el sextante.

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El Capitán Nemo, Nantes

El capitán Nemo es el protagonista de Veinte mil leguas de viaje submarino, tal vez el personaje más conocido de todos los creados por Jules Verne. Diseñador y constructor del Nautilus. Nemo y Verne podrían confundirse el uno en el otro; ambos creen en la curiosidad del ser humano, en la ciencia y el progreso. En la exposición de Burgos el parecido entre ambos se aprecia en un juego de espejos.

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El espejo que les transforma el uno en el otro. Exposición de Burgos

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El último punto del recorrido en Nantes es Chantenay, 29, rue des Reformes, la casa de campo de la familia Verne. Allí pudo concebir De la Tierra a la Luna y Veinte mil leguas de viaje submarino. Como le escribió a su editor Hetzel en 1866, “preparo mi viaje bajo las aguas, y mi hermano y yo estamos organizando toda la mecánica necesaria para la expedición”.

La relación de Jules Verne y su editor Hetzel fue muy estrecha, colaboraron juntos durante décadas en la colección “Viajes Extraordinarios”, la cual incluye más de 50 novelas, como se puede leer en el primer cartel de la exposición de Burgos, la cual se puede ver hasta el 8 de enero de 2017.

En ella encontraréis talleres con sugerentes nombres: “Mi cuaderno de bitácora”, “20000 leguas de magia submarina”, “La curandera de palabras”, “Un paseo por el mar”, “Me monto mi globo”, “Experimentando en el centro de la Tierra”, “20000 formas de contar historias”, “De la tierra y el mar al lienzo” y otros.

En el Museo Jules Verne se pueden ver los ejemplares que se editaron de sus “Viajes Extraordinarios”. Así; La vuelta al mundo en 80 días, 108.000; Cinco semanas en globo, 76.000; Veinte mil leguas de viaje submarino, 50.000; Miguel Strogoff, el correo del zar, 49.000; Viaje al centro de la Tierra, 48.000; La Isla misteriosa, 44.000; Los hijos del capitán Grant, 38.000; De la Tierra a la Luna, 37.000

En 1890 la periodista neoyorkina Nellie Bly, pseudónimo de Elisabeth Jane Cocharn (1867-1922 NYC), en su libro La vuelta al mundo en 72 días relata que, mientras estaba realizando ese gran viaje, se acercó a entrevistar a Jules Verne en Amiens, donde vivía entonces y moriría en 1905. Le sorprendió la sencillez del estudio donde escribía, era un cuarto modesto y muy pequeño.

Nellie Bly le preguntó sobre cómo se le había ocurrido escribir La vuelta al mundo en 80 días. Jules Verne le respondió:

  • “La tomé de un periódico. Una mañana estaba leyendo un ejemplar de Le Siècle y encontré un estudio y algunos cálculos que demostraban que el viaje alrededor del mundo podía hacerse en ochenta días. La idea me gustó, y mientras pensaba en ella, caí en la cuenta de que nadie había reparado en la diferencia de los meridianos y pensé que menudo desenlace crearía algo así en una novela, de modo que me puse manos a la obra para escribirla. Si no hubiera sido por ese final, creo que nunca habría escrito el libro”.

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    Jules Verne, exposición de Burgos

En La vuelta al mundo en 80 días Phileas Fogg y Passepartout viajan en ferrocarril, barco, vapor, goleta y ¡también en elefante! Nantes sigue sus pasos y, en «La Isla de Máquinas” te encuentras con un elefante gigante que anda, tira agua y al que te puedes subir. Es toda una atracción.

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Elefante en la Isla de las Máquinas, Nantes

Jules Verne también nos transmite esperanza y pensamiento positivo a través de los personajes de sus libros, estos no se detienen ante la adversidad, sino no avanzarían. Como él dijo: “Mientras el corazón lata, mientras la carne palpite, no me explico que un ser dotado de voluntad se deje dominar por la desesperación”, y “No hay obstáculos imposibles; solo hay voluntades fuertes y débiles”.

Todos los personajes de Jules Verne tienen algo en común: la valentía. En Viaje al centro de la Tierra se puede leer: “¡Vamos! Si te asustas tan pronto, ¿qué dejarás para más tarde?” Realizar una aventura puede tener sus riesgos, incluso leerla en uno de sus libros porque se pueden sentir unas ganas tremendas de emprenderlas. No importa, todo viaje, incluso el que imaginas al leer, es una aventura en la que siempre se encuentra satisfacción, aprendizaje y amistades.

Además, como escribió Jules Verne: “Phileas Fogg no ha ganado con dar la vuelta al mundo sino la felicidad”.

Para seguir imaginando y disfrutando os dejamos estos vídeos:

Julio Verne: vida y obra

Las 5 predicciones de Julio Verne cumplidas

Preciosa canción de Dàmaris Gelabert

A very short biography

A few events in his life