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La ciudad prohibida de Beijing

Beijing

Un mismo destino da lugar a experiencias y sensaciones diferentes. La Ciudad Prohibida de Beijing seguro que da para escribir muchas novelas que se pueden llevar al cine, como 55 días en Pekín y El último Emperador.

Reuniendo en un mismo destino a varios viajeros, en XBloggersy1Destino, nos damos cuenta que cada visita ha sido distinta, lo que demuestra que los lugares especiales, como la Ciudad Prohibida, son para volver.

Muchísimas gracias a todos los blogs que habéis colaborado en esta sección que no vamos a cerrar; así, si alguno más quiere colaborar nos puede enviar su visión y la añadiremos.

Esperamos que os guste.

365 sábados viajando

Visita a la Ciudad Prohibida el día nacional de República Popular China

Ciudad Prohibida; foto de 365 sábados viajando

Para un friki de la cultura china, la visita a la ciudad Prohibida de Pekín fue uno de los momentos álgidos de nuestro gran viaje. Estar rodeados de lugares que anteriormente solo habías podido ver por televisión fue realmente una experiencia inolvidable. Tu cabeza empieza a imaginar las tantas veces vistas escenas ficticias de luchadores de kung fu moviéndose de un tejado al otro como el que camina por el suelo, mientras esquivan los ataques del oponente.

Nosotros estuvimos allí el 1 de octubre, fiesta nacional del gigante asiático, y no sé si fue por ese motivo que coincidimos con mucha gente ataviada con sus vestidos tradicionales que hacía que la alocada imaginación de la que hablaba antes no costara tanto que fluyera.

Sin duda, para nosotros uno de los indispensables si visitas Pekín, entrar a pasear y disfrutar de la ciudad milenaria.

Trotaburgos

La ciudad Prohibida de Beijing es una ciudad dentro de otra ciudad.

La Ciudad Prohibida; foto de Trotaburgos

La sensación que tuve al entrar, fue la de estar en un complejo descomunal del que tantas veces había oído hablar. Murallas, puertas de acceso enormes, palacios de madera, patios, el pasillo central empedrado que sólo podía ser usado por el emperador, salvo alguna excepción…

Te hace sentir pequeño. Cuando me encuentro en un lugar histórico, siempre pienso que me encantaría tener una máquina del tiempo para tele transportarme a su época de esplendor. Y poder vivir en primera persona, siempre como espectador claro, todo lo que aquí acontecía.

Se tarda bastante tiempo en recorrer todo este complejo imperial. Y cuando llevas unas cuantas horas visitándolo, todo te parece igual. Son casi 1.000 edificios muy similares y al no entender, se hace un poco pesado. Es como si a un chino le haces la ruta del románico, cuando ha visto 10 iglesias, seguro que acaba saturado.

Conmasde70.viajes

La Ciudad Prohibida y vedada durante 500 años, la encontramos mágica, llena de historias escondidas que nunca sabremos de las que solamente las piedras son testigo.

La Ciudad Prohibida; foto de Con más de 70

Nos admiramos por lo bien conservados que están los conjuntos de edificios en los que vivieron dos dinastías de emperadores, (Ming y Qing). Entendiendo la razón de ser patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Nos deleitamos con la visión silenciosa escuchando tan solo nuestro latido emocionado. La observación nos enriqueció y nos transportó en el tiempo. Paseando por sus jardines, nos sorprendimos viendo gente compartiendo en armonía un espacio en el que bailaban al compás del «Erthu», ese su violín tradicional tan popular en China.

Y nos fuimos agradecidos por haber podido contemplar tan cerca una cultura tan distinta y casi comprenderla.

Quienes somos

Post de la Ciudad Prohibida ‎

                   

Vipavi

Cuando viajamos a ciudades que poseen lugares que han marcado un antes y un después en la historia de un país, procuramos apartarnos del bullicio turístico para sentarnos en algún rincón solitario donde poder cerrar los ojos para transportarnos en el tiempo.

La Ciudad Prohibida; foto de Vipavi

En esta ocasión viajamos 600 años atrás, para imaginarnos cómo era la vida dentro del palacio imperial de la Ciudad Prohibida de Pekín entre las dinastías Ming y Qing. Empujamos las enormes puertas rojas decoradas con gigantescas tachuelas, el bullicio era increíble en aquel majestuoso complejo arquitectónico de 720.000 m² de muros impenetrables en el que gobernaron 24 emperadores.

Sus extensos patios daban paso a 980 pabellones, su mayoría hechos de madera, en los que, de vez en cuando, en alguno de ellos tenían lugar ceremonias oficiales, en otros residían las concubinas imperiales y en otros la gente iba y venía sumisos a los deseos de algún superior, mientras eran observados por los guardianes de los tejados encargados de proteger los pabellones de algún posible incendio. El rugido de uno de aquellos leones que custodiaban las puertas nos devolvió a la realidad y al abrir los ojos descubrimos que teníamos los pelos de punta, no lo imaginamos… lo sentimos.

                   

Libretaviajera

Como para casi todo el mundo que visita Beijing la Ciudad Prohibida es una de las visitas más esperadas. Pero nosotros empezamos nuestra relación con ella con mal pie.

Tras consultar nuestra guía y buscar por internet, no fuimos capaces de ver que el lunes estaba cerrado y ahí aparecimos nosotros, el primer día de la semana dispuestos a entrar al recinto, expectantes. Defraudados por encontrar las puertas cerradas, dejamos nuestra visita para el día siguiente y cuando llegamos y vimos las colas que se formaban para entrar en Tiananmen, supimos que al menos hoy, podríamos acceder, junto con varios miles de turistas más.

Decir que estaba abarrotada es quedarse corto. Nos encontramos rodeados por cientos de grupos de turistas chinos, cubiertos con gorras de colores para diferenciarse. Y ahí, en medio de la locura estábamos nosotros. Intentábamos ver los pabellones, nos abríamos paso a codazos, pero no estábamos disfrutando nada de la visita.

Así que decidimos dirigirnos a los Palacios Orientales.

Éstos llevan una entrada a parte que hay que pagar, pero entrar ahí, fue la mejor decisión pues nos estábamos agobiando. Esta zona disfruta de más tranquilidad y nos permitió reconciliarnos con la Ciudad Prohibida. Visitamos pabellones con nombres mágicos, jardines secretos y pudimos conocer este recinto palaciego tal y como lo esperábamos convirtiéndose una de las visitas más impresionantes de todo el viaje.

                       

Diariodeabordo

Visitando la Ciudad Prohibida

La Ciudad Prohibida; foto de Diario de Abordo

Cuando tu pasión es viajar, cualquier tipo de información que recibes puede motivarte a hacer un gran viaje. En mi caso, recuerdo cuando vi Tigre y Dragón en el cine hace muchos años y cómo me impresionó la escena en la que los protagonistas entran en la Ciudad Prohibida. Esa sensación de exotismo lejano, de grandeza, de belleza imponente fue la misma que tuve años más tarde, al entrar en las puertas de esa ciudad dentro de una ciudad, en una visita que no me defraudó lo más mínimo pese a atravesar el glamour de la máquina de sueños.

La Ciudad Prohibida fue el conjunto de residencias donde el emperador de China gobernaba el país tras unos altos muros. Un recinto exclusivo al que poca gente tenía acceso más allá del Wumen o Puerta Meridiana, y por ello se la denominó Ciudad Prohibida.

Al pasear por las calles rectas de este complejo amurallado uno no puede evitar preguntarse cómo sería la vida entre muros y pensar en cómo el cegador esplendor de los emperadores chinos fue decayendo hasta la revolución comunista. Imaginar cómo fueron los últimos días de Pu Yi y cómo finalmente la gran Ciudad Prohibida quedó casi abandonada. Por suerte, en la actualidad se puede visitar, aunque es un destino tan popular en Pekín que raramente la podrás disfrutar con la tranquilidad que se merece. En fin, si después de la visita uno quiere dar un descanso a la imaginación, siempre nos quedará la película de Bertolucci. Y así, de película a viaje y de nuevo a otro film, completamos el círculo.

Organizo tu viaje

¿Qué sentimos al visitar la ciudad prohibida?

Ciudad Prohibida-Foto de Organizo tu viaje

Pues es algo complicado de explicar, porque aún hoy en día, siglos después, tiene un aire imperial que se respira en cada uno de sus rincones sin excepción y sin querer, hace que te asalte la idea de que en parte, te estás saltando ese derecho de admisión que durante siglos estuvo vigente en lo que aún hoy se llama la ciudad prohibida. 

Y piensas que es muy probable que te sientas así después de saber que siglos de historia hoy están bajo tus pies en un espacio que durante 500 años sólo pisó el emperador y su corte. Sin querer, te acuerdas de la famosa peli de «El último emperador «, que fue el primer film que obtuvo el permiso de las autoridades chinas para ser rodado en su interior y que refleja perfectamente cómo tuvo que ser la vida entre las estancias que ahora recorres. Colores intensos, espacios inmensos y mucha magia es lo que siente cualquier viajero que se adentre en este milenario palacio y que, desde luego, recomendamos apuntar en la lista de imprescindibles al que no lo haya hecho aún.

Os dejamos también la crónica que hicimos en organizotuviaje.com, donde te contamos cómo visitarla por tu cuenta.

Un placer poder formar parte de este post para Marisol y Alberto, compañeros de Castilla y Leon Travel Bloggers y grandes viajeros también. ¡¡Un abrazo!!

alEsteporelOeste

La primera sensación que nos llega es TIEMPO.

La Ciudad Prohibida; foto de Al Este por el Oeste

Recordamos la Ciudad Prohibida con muchos detalles por todas partes: en las figuras de las cornisas, en la ornamentación, en las escaleras, en las pinturas y policromía de los palacios… Todo se hizo con y a lo largo de mucho tiempo, sin importar cuánto se tardaría alcanzar la belleza y la perfección.

Tampoco el tiempo nos importaba a nosotros, al disfrutar paseándola con un frío helador, tratando de adivinar la vida de sus moradores mientras fue habitada.

Recorriéndola se aprende a valorar el momento ajeno y el propio.