Aranjuez, mediodía, cielo azul, en uno de esos momentos en que se busca la sombra por obligación. La Plaza de Parejas al sur del palacio de Aranjuez estaba vacía y los pocos visitantes nos amparábamos a la sombra de los soportales de la Avenida del Palacio. El agua era una necesidad, menos mal que una vez en los jardines se convirtió en la protagonista de nuestra visita: fuentes, canales y el río Tajo.
DESCANSO DEL GUERRERO MEDIEVAL
El Jardín del Parterre es un precioso lugar para empezar el paseo: es un conjunto de fuentes, árboles y flores delimitado en la parte norte por la ría artificial que hay justo antes de entrar en el Jardín de la Isla. Este lugar es el más antiguo de los jardines pues fue utilizado por Lorenzo Suárez de Figueroa, de la orden de Santiago, para construir una casa-palacio en el siglo XIV.

Lado Norte del Jardín del Parterre y Jardín de la Isla al fondo
Fernando el Católico, al conseguir hacerse Gran Maestre de todas las órdenes militares, empezó a frecuentar este lugar. La Reina Isabel de Castilla disfrutaba paseando entre encinas y olivos. Con sus sucesores fueron llegando nuevas especies de árboles procedentes de Flandes, Francia además de frutales de Andalucía y Valencia.
INSPIRACIÓN RENACENTISTA
El origen de este Real Sitio se remonta al siglo XVI, cuando Felipe II mandó construir este palacio al arquitecto Juan de Herrera en el lugar donde él y sus antepasados solían ir de caza. Juan Bautista de Toledo diseñó el Jardín del Rey, renacentista y mudéjar, concebido como lugar privado rodeado de muros de los que hoy está en parte liberado. Este arquitecto era alguien brillante y traía de Italia la valiosa experiencia de haber trabajado con el gran Miguel Ángel en Roma. También trabajó para Carlos V en Nápoles; después fue llamado por Felipe II para realizar las obras reales, entre ellas el Escorial y este Jardín del Rey de Aranjuez.

Fuente del Espinario
El lugar llegó a ser una referencia por su belleza paisajista acorde con los gustos flamencos de los Austrias.
LA ILUSTRACIÓN LLEGA A ARANJUEZ
Lo que vemos hoy en el Real Sitio de Aranjuez es en gran parte obra de los Borbones, que invirtieron mucho en este bello lugar. Felipe V retoma la obra inacabada; siguiendo los antiguos planos de Juan de Herrera, construye la torre norte y la fachada oeste.
Fernando VI tuvo que afrontar una reconstrucción del palacio tras el incendio de 1848, siendo el italiano Santiago Bonavía el encargado de ello. Bárbara de Braganza, la esposa del rey, fue la gran impulsora de los paseos en falúa como entretenimiento de la corte. Se construyó la cascada del Río Tajo.

Cascada de las Castañuelas
Carlos III dio un giro a la vida cortesana que se había iniciado en Aranjuez y, en vez de dar fiestas, se centró en construir puentes, canales, vías de comunicación, edificios y fábricas. Viudo y solitario, se dedicó a la caza y a la experimentación agrícola. Henry Swinburne, un viajero inglés que haría el papel que hoy hacemos los blogueros contando lo que veía en aquellos lugares a los que viajaba, describía Aranjuez como “un lugar paradisíaco, atravesado por paseos y prados circulares que en su origen debieron de ser muy regulares y rígidos en su estado primitivo, pero la naturaleza, después de un siglo ha arruinado la regularidad del arte.”

Jardines del Príncipe
Carlos IV demostró una gran predilección por Aranjuez y mandó construir la Casa del Labrador y los Jardines del Príncipe. Durante esta época ilustrada el famoso jardinero Esteban Boutelou concibió el Jardín del Parterre y aportó una visión ordenada del espacio ajardinado según los cánones franceses.
En el siguiente blog podéis leer una estupenda narración de los Jardines de Aranjuez:
https://marcopolito56.wordpress.com/pueblos-con-encanto/jardines-de-aranjuez/
ESCENARIO DE ACONTECIMIENTOS
Estos jardines fueron también el escenario de muchas de las turbulencias que anunciaban la caída del Antiguo Régimen: el Tratado con Francia de intervención en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos en contra de Inglaterra; el atentado contra el conde Floridablanca, la coronación de Fernando VII, que hizo abdicar a su padre tras el Motín de Aranjuez.
En 1851, la inauguración de la segunda línea de ferrocarril en la Península Ibérica, de Madrid a Aranjuez, reveló la importancia que el lugar seguía teniendo durante el siglo XIX.
Durante el siglo XX se han ido sucediendo los reconocimientos hacia el Palacio de Aranjuez y sus jardines: de Monumento Histórico Artístico a Patrimonio de la Humanidad en 2001.

Jardín de los Chinescos
Charles Douvray , Joseph Baretti, John Talbot Dillon fueron visitantes que hablaron de Aranjuez admirándose de la fauna y de los jardines escribiendo memorias y libros de viajes. Seguro que hoy tendrían su propio blog.