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Portland, una ciudad que sorprende

Salimos de Yakima en el autobús de Greyhound camino de Portland, Oregón. El viaje duró cinco horas, pues hubo que hacer un trasbordo en Pasco, pero tuvimos la ventaja de poder ver el valle sembrado de manzanos. A partir de Pasco la carretera va al lado del río Columbia hasta Portland. Llama mucho la atención el cambio de paisaje de desierto a llenos de vegetación cuando pasas al otro lado de la montaña.

En Portland estaba esperándonos la amiga de nuestros anfitriones de Yakama, la cual nos había ofrecido hospitalidad. Nos llevó hasta su casa donde conocimos a su familia. ¡Nuevamente nos recibieron de maravilla!

Los alrededores de Portland tienen muchas posibilidades pues se pueden hacer excursiones de una hora de viaje hacia el interior donde están los volcanes o hacia la costa del Pacífico. Pero ¡había que elegir!, y decidimos que lo mejor era dedicarse a conocer la ciudad.

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Portland

Por la mañana, después de la clase –porque no estamos descuidando el aspecto pedagógico- fuimos al centro en autobús. A diferencia de otras ciudades que hemos conocido en EEUU, Portland tiene un servicio de transporte urbano excelente. Una vez estás en el centro tienes tranvías para desplazarte de forma gratuita por un área limitada. El servicio es muy frecuente por lo que se puede ir de un lado a otro de forma rápida. Además la ciudad sorprende por la limpieza, las esculturas, las fuentes, las zonas verdes y el río Columbia, lo que hace que sea muy agradable pasear por ella. En el centro está la plaza Pionner Square, donde ese día habitantes de origen hispano celebraban la Independencia de Méjico, había conciertos y puestos de comida. Allí tomamos unas quesadillas y unos tacos riquísimos. La chica que atendía el puesto habló en español con nosotros de la vida en América y de lo mucho que trabajan para conseguir su “sueño”. Es muy agradable poder escuchar español en boca de personas nacidas en este país, que aparte de hablar inglés mantienen su lengua y su cultura hispana.

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Pionner Square

De aquí nos fuimos a un lugar que todo el mundo nos había recomendado: Powell´s Books, la librería más grande de EEUU. Tiene aspecto de biblioteca por la cantidad de libros que hay. Tiene varios pisos con secciones organizadas por temas. Compramos un libro y después nos tomamos un capuchino en la cafetería.

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Powell´s Book

Después cogimos el tranvía hasta el TRAM, un teleférico que se coge al lado del río para subir al hospital, que está en lo alto de una montaña. Es una forma muy curiosa de transporte en una ciudad pero resulta ideal. En él se montan médicos con su bata blanca, pacientes, visitas y todo aquel que quiera ver las mejores vistas de Portland.

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Teleférico

Al día siguiente paseamos por toda la ciudad y la orilla del río. Vimos muchos edificios que nos llamaron la atención por su diseño así como la cantidad de puentes que lo cruzan.

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Paseo por el río

Regresamos pronto para comprar en el supermercado y preparar la cena con paella y tortilla incluida. ¡No variamos el menú! Hablamos mucho con nuestros anfitriones. El abuelo de él era de Bérgamo (Italia) y vino a EEUU a principios del siglo XX. Tiene enmarcado el documento en el que está inscrito su nombre con el resto de pasajeros que venían en el mismo barco. Los antepasados de ella eran escoceses y alemanes. Todos ellos al llegar a América aprendieron el inglés y dejaron de hablar su lengua. También nos lo pasamos muy bien jugando al Pit, un juego en el que parece que estás en un mercado, tienes que reunir cartas iguales, para lo cual tienes que gritar el número de cartas que dejas y coger, de otra persona, el mismo número.

El sábado fuimos al zoo. Es bonito por la vegetación que rodea a los animales. Siempre nos han gustado los zoos, pero siempre nos produce un sentimiento de tristeza ver a nuestros “parientes”, los simios, encerrados. Nos llamaron la atención los orangutanes por su forma de moverse y mordisquear trapos. Nos enteramos que su hábitat está en peligro porque el aceite de palma se obtiene de los árboles en los que ellos viven.

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No es su lugar

El zoo tiene también un tren de vapor que lo recorre. Se nos echó el tiempo encima y no pudimos cogerlo para ir al Jardín Japonés.

El domingo tocaba hacer el equipaje e ir al aeropuerto para coger el avión hasta Sacramento. Dejábamos Oregón para empezar California dejando atrás nuevos amigos.