Desde el aire
Ya desde el aire nos quedamos atónitos al ver los acantilados de Mykines, la catarata Mulaforsur y Bosdalafossur, donde el agua se precipita desde el lago directamente en el mar. Con estas primeras impresiones ya confirmamos que las Islas Feroe prometían.
Nos gustó mucho poder haber visto Mykines porque es una isla a la que no íbamos a poder ir debido a que en septiembre ya no hay barcos de vuelta y hay que quedarse a pasar la noche por obligación.
Desde el aeropuerto de Vágar se va en el autobús 300 hasta Tórshavn.
Moverse por las Islas Feroe
Consultamos los horarios de autobuses y vimos que, en efecto, los hay a casi todos los rincones de cualquier isla, pero no hay mucha frecuencia diaria.
Así, con autobuses se podría ver un solo lugar cada día, dos todo lo más, si existiera combinación. Por lo cual decidimos alquilar un coche durante tres días seguidos para ver lo más posible. Se puede hacer, porque las distancias no son grandes, esa es una gran ventaja en estas islas.
Tórshavn
Tórshavn es la capital de las Islas Feroe, tiene unos 13.000 habitantes y se recorre en seguida en un bonito paseo, empezando por el puerto, donde hay cafés y restaurantes. A un extremo está la península de Tinganes con los edificios gubernamentales de colores y con hierba en el techo.

Muy cerca del puerto está la calle Áarvegur, donde también hay unos cuantos restaurantes y un supermercado que cierra tarde. Al lado está la Oficina de Turismo, donde se pueden comprar billetes para algunas excursiones.
Hay que destacar que los autobuses rojos de Tórshavn son gratuitos.
Museo Nacional de las Islas Feroe
Más información del Museo Nacional de las Islas Feroe en su web. En el mismo se aprecian la importancia de la pesca en las islas y las tradiciones que tienen.
Kirkjubøur
La ruta es de 7 kilómetros y tardamos dos horas y media parando a hacer fotos y comer un bocadillo. En todo el recorrido solo nos cruzamos con una chica oriental.
Es un paseo de montaña con espléndidas vistas al mar. Pudimos ver las islas de Vágar, Koltur, Hestur, Sandoy y Nólsoy; no está mal ver cinco islas de las 18 que tiene el archipiélago.

En Kirkjubøur están las ruinas de la que fue la primera Catedral de las Islas Feroe, construida alrededor de 1290, Múrurin, y que fue abandonada en 1557, cuando se abolió el episcopado.
En el pueblo hay una familia que lleva viviendo 19 generaciones en la granja. La leyenda cuenta que que la granja fue traída desde Noruega.
Cuando vimos todo avanzamos un buen trecho por el camino que hay al borde del mar para ver la panorámica de Kirkjubøur desde lejos.

Se puede volver por otro sendero hasta Tórshavn, pero decidimos montarnos en el bus número 6 que cogimos por los pelos.
Tjørnuvík
La carretera hacia Tjørnuvík era así, al borde del mar. En ella se han hallado tumbas vikingas. Fue en las Feroe donde nos enteramos del significado de la palabra vik, pequeña bahía, que tanto aparece en los nombres de las localidades nórdicas.

El pueblo está expuesto al mar abierto lo que hace que las condiciones sean difíciles. Sin embargo, eso la ha hecho atractiva a los surferos que van buscando las olas. Ya desde el parking del pueblo se ven dos islotes con leyenda: son un gigante y una anciana que querían arrastrar de noche las Feroe hasta Islandia, pero el sol salió antes y los convirtió en piedra.
Es un lugar con mucha tranquilidad. Había un sendero que lleva a Saksun.
Cascada Fossá
En el camino de Tjørnuvík a Saksun nos encontramos con la cascada Fossá justo en la misma carretera.

Saksun
Estas carreteras señalizadas mediante el color verde con una flor siempre nos ofrecieron un buen paisaje; suelen ser más estrechas que las demás, pero no hay ningún problema en la conducción ya que hay ensanchamientos para que uno de los coches ceda el paso al otro.

Al llegar a Saksun hay dos parkings; uno a la izquierda, de donde sale el sendero que lleva a Tjørnuvík, no lo hicimos por falta de tiempo ya que teníamos contratado un barco para ver los acantilados de Vestamnna; pero por lo que nos contaron otros viajeros que estaban en nuestro alojamiento merece mucho la pena, son tres kilómetros con muy buenas vistas. Todo no puede ser.
Senderismo
Todas las rutas están señalizadas y se recomienda encarecidamente no salirse de ellas. En las Feroe están muy mentalizados respecto al cuidado de la naturaleza y el respeto a la actividad ganadera, a la flora y a la fauna.
Vestmanna
Antes de montar tomamos una sopa deliciosa en el restaurante de la misma empresa que organizaba el tour por los acantilados.

Ya en el barco se van viendo desde el mar las diversas cuevas y formaciones, algunas muy curiosas como la del elefante. El barco se adentra en algunas de ellas, quedando el acantilado a nuestras cabezas, impresiona.

Al salir y regresar de Vestmanna se ven granjas de salmones. También un pueblo abandonado y ovejas comiendo en las laderas verdes de los acantilados.
Alojamiento
Hildur cuida muy bien a sus huéspedes, le gusta charlar con ellos y ofrecerles un desayuno de primera, adaptándose a sus necesidades y con pan recién hecho.
La limpieza se aprecia por todas partes. Tiene tres habitaciones y el baño es compartido. El wifi funcionó de maravilla. Está a 10 minutos andando al centro de Tórshavn. Hay una parada de autobús gratuito enfrente de su casa si no se quiere andar. Totalmente recomendable.
Después de haber venido de Islandia el comienzo de nuestro recorrido por las Islas Feroe empezó muy bien. Stremoy nos dejó una buena sensación, sabíamos que era el preludio de lo que nos íbamos a encontrar en las otras islas.