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Tras la luz en el Museo Sorolla de Madrid

sorolla

Recorrer un museo siempre es grato, hacerlo en la propia casa de un pintor, como la de Joaquín Sorolla en Madrid, es entrañable y hace la visita más cercana e imaginativa.
Una casa está llena de pasos invisibles que han deambulado por todos los rincones, pasos que van tejiendo la vida muy despacio, pasos hacia la puerta para recibir amigos y clientes, pasos por el estudio buscando la luz perfecta, la inspiración; pasos al almacén para revolver entre telas, pasos por la casa para buscar compañía entre los suyos, alimento y descanso.

Ver la obra de Sorolla en el mismo lugar donde sus obras crecieron, junto a sus tres hijos, María, Joaquín y Elena; donde disfrutaban juntos del jardín, en el que seguramente hubo muchas conversaciones, bromas y nostalgias, como en cualquier familia.

Jardín, casa museo Sorolla

Es ese jardín el que le hace distinto, jardín que rodea la casa de dos plantas en el Madrid de altos edificios. Desde la parada de metro Rubén Darío hasta la calle General Martínez Campos, 17, se camina entre tiendas, cafeterías, pasos de cebra y el ruido cotidiano de la ciudad; pero cuando traspasas la puerta que da entrada al museo, se llega a este jardín, ideado por Sorolla, que crea un mundo totalmente aparte, silencioso, verde, relajante que invita a quedarse, hay calma frente al estanque de la “fuente de las confidencias”.

Casa Museo Sorilla «Fuente de las tres confidencias»

No hay prisa por entrar, se está bien fuera; hasta crees ver a Sorolla pasear por esta casa en la que vivió desde 1911, la cual fue legada con sus obras al Estado Español, en 1925, por su mujer Clotilde García del Castillo para que se creara un museo.

Después de pasar un rato en el jardín se suben unas pocas escaleras, abres la puerta y el mar y la luz de los cuadros te llenan los ojos en estas primeras salas que eran el estudio de Sorolla.

Estudio de Sorolla

Después de ellas se llega a un salón amplio con vistas al jardín. Al lado sorprende un patio andaluz, lleno de azulejos y cerámicas de distintas procedencias. Este patio ofrecía más luz a otras estancias, aquí también estaba la cocina. Junto con la fuente y el mobiliario te hace retroceder unos cien años y sentir el vivir de la casa con su ajetreo y el olor a comida y pintura.

Hay una sala más en esta planta, el despacho de Sorolla que está como cuando él recibía aquí a sus clientes. En ella hay retratos de su familia; también hizo retratos, tanto de miembros de la Casa Real española como de amigos y de escritores de la Generación del 98.
Sorolla tuvo a Velázquez como guía. Buscaba la luz tamizada, la luz cubierta. Como dijo de él Vicente Blasco Ibáñez en 1897, “Aquello no es pintar, es robar a la naturaleza la luz y los colores”.

La luz, tan importante en los cuadros de Sorolla

Visitar la propia casa de un pintor ensalza la obra del mismo, aporta algo más que si solo se ve en un museo. Te hace sentir de cerca su vida e idear cómo creaba, mezclando los colores, eligiendo los pinceles y posando el lienzo en el caballete, es un privilegio ver sus propios utensilios pictóricos cuando pasas al lado de ellos recorriendo sus estancias.

Los pinceles de Sorolla

Tal vez el cuadro “Paseo a orilla del mar” se pintó en este estudio repleto de objetos cotidianos propios de su época.

En el segundo piso hay varias salas más habilitadas para exposición ya que, anteriormente, eran los dormitorios privados de la familia. En ellas se sigue disfrutando de más cuadros con la luz y el agua como elementos.

 

La luz y el agua

“Nadie había logrado lograr hasta ese punto el tumulto y la transparencia de la ola, la zambullida de los cuerpos desnudos en el agua”. Camille Mauclair en 1906.

 

Paseos en el mar

Por último, se puede apreciar el comedor familiar, con su mobiliario y los zócalos que lo decoran.
Al salir del museo Sorolla vuelves al jardín como no queriéndote ir. Después de estar aquí cuesta salir al bullicio del exterior.
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Algunos datos de interés

 

Horario:
De martes a sábado: de 9:30 a 20:00 h. ininterrumpido
Domingo y festivos: de 10:00 a 15:00 h.
Precio de la entrada:
Entrada general 3€
Días de entrada gratis:
Entrada gratis los sábados de 14:00 a 20:00 y los Domingos