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Iguazú, entre Brasil y Argentina

Las cataratas de Iguazú no decepcionan aun viéndolas con cientos de turistas; los dos lados, el brasileño y el argentino, ofrecen panorámicas y atractivos distintos. Es muy recomendable visitar los dos.
Desde Cuzco volamos hasta Foz de Iguazú en Brasil con Lan Perú en fecha que coincidía con las Fiestas Patrias, por lo que muchos peruanos aprovechaban para viajar.

HOTEL EN LA PARTE ARGENTINA

Nuestro hotel estaba en la parte argentina, mejor para alojarse por la tranquilidad que ofrece al turista, aparte de que los precios de los restaurantes son más baratos, tanto es así que los brasileiros suelen cruzar la frontera los fines de semana para cenar en Puerto de Iguazú.
De todo eso nos puso al tanto el taxista que nos había mandado el hotel al aeropuerto, así como de los asuntos del cambio de divisas, cosa de locos para los que no somos argentinos. El peso es la moneda nacional y el dólar es la moneda adorada; existe el cambio oficial y el llamado dólar blue, que es el que la gente de a pie se aviene a pagar al portador de dólares, o sea, al turista. El mismo taxista nos cambió de forma ventajosa para nosotros y para él. Como hay tanta inestabilidad financiera y monetaria, los argentinos prefieren tener dólares guardados en la caja fuerte de un banco que ahorrar moneda nacional, al menos eso nos contaron una pareja de dicho país con la que coincidimos en el hotel de Cuzco.

Cataratas de Iguazú, lado argentino

 

El trayecto desde el aeropuerto de Foz al hotel lo hicimos en una media hora, pero como hay que pasar dos puestos fronterizos, dependiendo del tráfico, puede llegar a ser más. Para nosotros fue cómodo porque el taxista nos facilitó todo el papeleo.
El Hotel Raíces Esturión nos maravilló porque teníamos una suite con vistas al río, entre una vegetación tropical, desayuno con un buffet que, de paso, almorzabas. Además, tenía un gran hall con cómodos sillones: fue un “lujo” que quisimos permitirnos por cuatro días. Había todo tipo de huéspedes, pero la mayoría eran argentinos de vacaciones, en familia o pareja.
El plan para el turista era más o menos el mismo: visitar un día el lado brasileño de las cataratas, desde el que se tiene una vista panorámica formidable desde lo alto; otro día el lado argentino, desde el que se puede pasear muy cerca de alguno de los saltos de agua y verlos en distintos niveles; o descansar simplemente.

Tucán en el Centro de Aves de Iguazú

LADO BRASILEÑO DE LAS CATARATAS DE IGUAZÚ

Hay un centro turístico muy organizado donde te ofrecen un recorrido en autobús con distintas paradas y en cada una de ellas posibilidad de paseos o actividades. Elegimos el paseo en lancha motora para lo que hay que sacar tique con hora para la embarcación, aparte de la entrada al parque.
Como cometimos el fallo de no llevarnos el bañador, tuvimos que comprarnos unos pantalones cortos en las tiendas para turistas, y así no mojarnos la ropa ni el calzado pues en la lancha te calas hasta los tuétanos una vez que llegas a la catarata. Nos dio tiempo antes de entrar en el parque a visitar el centro de aves que han montado con tucanes, flamencos, papagayos… Es entretenido y agradable.

Flamencos en el Centro de Aves de Iguazú

El viaje hasta la catarata está muy bien porque tienes que atravesar la selva en un trenecito hasta llegar al río. Allí hay vestuarios y cabinas para dejar la ropa y la mochila; a la lancha lo mejor es ir solo en chanclas y bañador porque el chorreo que te va caer encima es de campeonato. Algunos llevan chubasqueros, pero son más bien para sentir menos el viento que es bastante fuerte cuando la lancha coge velocidad contra corriente. Oír la catarata cuando te vas acercando es emocionante y cuando se está bajo ella, no te deja ni levantar la cabeza y el estruendo del agua al caer ahoga el producido por los gritos que dábamos. Es como estar en la lavadora, pero no pasa nada; después, durante el regreso en lancha, se centrifuga cada cual de maravilla y llegamos a puerto casi secos.

Cataratas de Iguazú, lado brasileño

Después de este viejecito apetece comer algo ligero y a continuación vuelta al trenecito hasta el autobús que lleva hasta otra parada desde donde se da un paseo hasta los miradores, algunos de ellos se adentran tanto que si vas hasta el fondo te vuelves a calar hasta los huesos.
Al final del día se siente ese agotamiento que produce el agua y el ruido juntos, pero es un tipo de cansancio agradable. En conjunto hay que decir que los brasileños lo han montado muy bien y han sacado partido de su lado de catarata. Ahora bien, está preparado para tirar de VISA.

Loros en el Centro de Aves de Iguazú

LADO ARGENTINO DE LAS CATARATAS DE IGUAZÚ

El parque consta de un centro de interpretación y de un mercado con artesanía guaraní. Hay un pequeño tren que acerca a la jungla y desde ahí se van haciendo recorridos por los distintos saltos de agua. Es otra forma distinta de disfrutar de las cataratas, desde más cerca. También desde este lado existe la posibilidad de acercarse debajo, pero las lanchas son mayores y el recorrido más corto. Se pueden dar paseos para ver la flora y la fauna, aunque hay que tener cuidado con los coatíes, que asaltan las bolsas de los visitantes en busca de comida.

Cataratas de Iguazú, lado argentino

El tercer día lo dedicamos a pasear tranquilamente por Puerto de Iguazú, desde el Hito de las Tres fronteras  hasta el centro, donde comimos en un restaurante italiano. Por la tarde hubo tiempo para un poco de piscina hasta que el taxi nos llevó al aeropuerto de Foz con destino Lima, donde pasamos dos días antes de volar hacia Washington DC.

Hito de las Tres Fronteras

Planear este recorrido nos costó lo suyo. Tuvimos en cuenta otras posibilidades para ir a Iguazú, pero la más conveniente y barata en ese momento fue el puente aéreo: Lima- Foz de Iguazú-Lima.
Las cataratas de Iguazú es otro de esos lugares que conoces y no te importaría volver.

Verano 2014