Vamos a empezar por el final: fue espectacular, emocionante e increíble. Avistar ballenas, tan de cerca y en su medio natural, fue algo único. Ver a tantas, oyéndolas a veces, unas a lo lejos, otras a escasos metros hasta casi tocarlas, fue excitante. Sentirlas ahí al lado, soltando un chorro de agua por el espiráculo, nadando despacio en la superficie, zambullirse con elegancia al sumergir la cola como un gran abanico que se desaparece en el mar fue asombroso.
Teníamos la ilusión de ver ballenas. Deb nos recomendó ir a Plymouth, Massachusetts, e ir con www.captjohn.com . Como estábamos solo a unos 80 kilómetros reservamos por teléfono y nos fuimos para allá. Dejamos el puerto de Plymouth, en la bahía de Cape Cod, en el Golfo de Maine, viendo hacerse, cada vez más pequeño, la réplica del Mayflower: el barco que en 1620 transportó a los primeros 102 peregrinos (más la tripulación) desde Inglaterra hasta aquí, siendo así los primeros colonos y formaron la colonia de Plymouth.
Creíamos que íbamos a ver alguna ballena, pero a la hora y media el barco empezó a parar los motores, fue cuando empezamos a ver las primeras ballenas. A medida que pasaba el tiempo avistabas más y más por donde miraras. Había ballenas humback ( jorobadas) y minke que pasan aquí el verano antes de migrar hacia el sur. En el blog http://captainjhonboats.blogspot.com veréis más fotos e información. Regresamos al puerto sintiendo que fue una experiencia excitante.
Para terminar nuestra estancia aquí otro día fuimos a Jamestown, que está en la isla de al lado, Conanicut, para ¡ver atardecer! Mejor que explicarlo, os ponemos alguna foto.
“Cada momento es único” (Goethe)
Al día siguiente Deb y su familia, que tan bien nos han tratado, salieron para nuestra casa. Nosotros nos quedamos aquí un par de días más refrescándonos en la piscina, paseando a Vivien, pensando en los buenos recuerdos aquí adquiridos y relajándonos, que nos va a hacer falta ante lo ocupados que vamos a estar en nuestra próxima parada: Nueva York.
Vuelta al mundo 2011/12