Sabíamos que íbamos a recibir el año nuevo lunar en Singapur pero ¡no nos imaginábamos el fiestón que se monta! Singapur ha sido ir de sorpresa en sorpresa. Se da la bienvenida al año con todo tipo de celebraciones, comidas especiales y fuegos artificiales.

Dragón, en Orchard Road
El día 22 de diciembre fuimos al supermercado y casi nos da un telele: lo de la Navidad en España se queda pequeño. Nada más entrar había una esfera de cristal enorme llena de papelitos con premios volando y una persona dentro intentando cogerlos, mientras otra con un micrófono lo animaba, parecía aquello un tómbola. Mientras, nosotros intentábamos aclararnos entre los miles de botes de no se sabe qué, que había en las estanterías. Tardamos bastante hacer la compra pero al final encontramos todo lo que queríamos. El centro comercial era gigantesco, tanto que buscando el supermercado, no parábamos de subir y bajar y no sabíamos por dónde se iba, parecía aquello el laberinto de los espejos. Memos mal que las tiendas nos sirvieron de referencia.
Por la noche, la entrada del año del dragón fue espectacular en el Marina Bay con todo el montaje de iluminación, faroles , animación de calle y al fondo los rascacielos super modernos. Todos estábamos preparados para ver los fuegos artificiales cuando de repente se puso a llover de manera torrencial y hubo que buscar refugio debajo de las gradas. Aún así, vimos los fuegos, aunque pasados por agua.

Dragón en Marina Bay
Sorpresa fue también ver la intachable organización de esta isla, ciudad-estado, de cuya limpieza y elegancia ya habíamos oído hablar. Todo está recién pintado, la gente arreglada, las estaciones de metro parecen el hall de una sala de congresos, en ellas no hay tiendas y la gente no puede comer ni beber mientras viaja, lo cual es ideal, porque no se producen basuras. Normas simples y de sentido común hacen la vida más agradable a todos, como dejar salir antes de entrar. En Singapur de convivencia saben bastante puesto que la pueblan malayos, chinos e hindúes, además del torrente de turistas asiáticos, australianos y europeos. Llama mucho la atención ver una celebración en el templo hindú Sri Mariamman Temple , con todo su colorido, en pleno barrio chino.

Sri Mariamman Temple

Sri Mariamman Temple
O pasear por Orchard Road, entre tiendas y centros comerciales y de repente ver gente haciendo ofrendas a un Buda de jade. Es como si metes a Asia en un frasco y a la esencia la llamas Singapur.
Sorpresa fue también haber recibido hace un año la invitación para hacer un intercambio de casa no simultáneo. Para nosotros ha sido la puerta de Asia, un lugar donde creíamos difícil poder encontrar socios interesados. ¡Menudo error ¡ Tuvimos casa en Kuala Lumpur, Shanghai y Beijing. Singapur nos sirvió de base para organizar nuestra vuelta al mundo, tras Australia y Bali.

Vista desde la casa de intercambio
Todo está organizado la mar de bien para recibir al turista, aunque ya te avisan cuando rellenas el visado: pena de muerte a los traficantes de droga, para dar a entender que aquí no se andan con miramientos. Se ve bastante vigilancia aunque se respira mucha tranquilidad y seguridad por todos los lados.

Desde Marina Bay
Esta ciudad sirve para demostrar que el clima tropical no está reñido con la civilización urbana. Eso sí, hay costumbres que hay que modificar: aquí no se pueden dejar las migas sin recoger, ni la basura en el cubo, ni puedes decir “ya fregaré mañana”, porque entonces viene el ejército de hormigas a invadir tu casa y no hay guerreros más implacables y valerosos que esos insectos, ¡no se rinden nunca, no se detienen!
La ciudad no ha dejado de admirarnos y no solo por los grandes centros comerciales, rascacielos y hoteles de los que habíamos oído hablar. Tiene lugares especialmente llamativos como Chinatown, muy distinta a las de San Francisco, Vancouver o Brisbane. Aquí se nota que estamos en Asia y que la mayor parte de la población es china.

Chinatown

Palillos en tienda de Chinatown
Es digno de visitar el barrio de Emerald Hill, al lado de Orchard Road, donde la tradición china se ha fundido con la cultura malaya y europea dando lugar a un estilo de vida que sólo se encuentra en Malasia y Singapur. Da gusto pasear en un barrio tan antiguo y bien cuidado mientras ves detrás los altos edificios de la gran urbe.

Emerald Hill
Otro remanso de paz es el Hotel Rafles donde te puedes sentar a descansar y con patios por donde pasear como si estuvieras en un parador español.

Hotel Rafles
También es espectacular el parque de atracciones que hay en Sentosa, donde se puede acceder caminando o por telecabina. Nosotros elegimos ir en el coche de San Fernando , nunca mejor dicho, porque se va un rato a pie en cinta transportadora y otro rato andando. Hay un montón de atracciones de las cuales elegimos Underwater world, con una laguna de delfines, además de un interesante oceanario y una piscina para tocar peces manta.

Sentosa
Para comer nuestro plato favorito era el arroz con pollo acompañado de un caldito y, de postre nos volvían locos unos pastelitos de hojaldre que, junto con el café malayo con leche condensada, estaban requetebuenos.
Después de pasar unos días en Singapur nuestro siguiente destino fue Kuala Lumpur. Es muy fácil llegar. Nosotros elegimos la empresa First Coachn, en un autobús super cómodo, que está en Novena http://www.firstcoach.com.my/ La vuelta al mundo seguía su camino.
Vuelta al mundo 2011/12