Alcalá de Henares es una ciudad de origen remoto, que ha pasado altibajos a lo largo de su historia. Ha luchado por mantenerse en pie y hoy es capaz de mostrar su cultura a los que la visitan.
Lo mejor de ella es que está hecha a la medida de las personas, que pasean por sus calles y se sienten a gusto sin necesidad de planos. Se puede caminar por Alcalá sin rumbo fijo, quizás perderse un poco y dejarse orientar después por las torres con nidos de cigüeñas. Os contamos nuestra cita cultural en Alcalá de Henares.
Complutum romana, villa medieval, ciudad renacentista
Llegar a Alcalá de Henares desde Madrid es muy sencillo; nosotros fuimos en tren desde la estación de Atocha, ya que cerca teníamos nuestra casa de intercambio.
Por lo que es en la actualidad la Calle Mayor de Alcalá de Henares, en el siglo I pasaba la calzada Caesar Augusta de la antigua Complutum, población que fue celtíbera antes que romana.
En la Alcalá medieval convivieron las tres culturas: musulmanes, cristianos y judíos en diferentes barrios; fue creciendo hasta convertirse en una de las villas más importantes de Reino de Castilla.

Detalle de la Muralla
Lo más importante ocurrió en el siglo XVI, cuando Cisneros creó la Universidad de Alcalá y diseñó una ciudad renacentista, con el Colegio de San Ildefonso como núcleo del que partían las calles con otros colegios, conventos y un hospital para estudiantes. Esto permitió que en Alcalá de Henares vivieran las mayores personalidades de nuestra cultura.

Alcalá de Henares
Alcalá ha luchado y ha ido renaciendo de la devastación sufrida en el siglo XVIII, cuando se llevaron su Universidad a Madrid. Hoy muestra un trazado que ha resistido el paso del tiempo. En 1850 la Sociedad de Condueños compró por 90.000 reales los principales edificios de la Universidad. Gracias a su labor se han preservado hasta 1977, fecha en que volvió a abrirse la Universidad de Alcalá
Universidad Cisneriana
Si eres turista en Alcalá de Henares, no te pierdas la visita guiada por la Universidad Cisneriana.

Patio Mayor de Escuelas
Además de la fachada renacentista del Colegio de San Ildefonso, están los envolventes patios. Desde el Trilingüe se accede al gran Paraninfo, la auténtica joya del recinto, donde se dan los Premios Cervantes cada año.

Patio Trilingüe, desde donde se accede al Paraninfo.
La capilla de San Ildefonso es otra maravilla por su amplitud, su luz y su artesonado del siglo XVI de estilo mudéjar. En el presbiterio está el Mausoleo de Cardenal Cisneros, obra tallada en mármol de Carrara por Doménico Fancelli.
Sistema cisneriano de enseñanza
Aparte de cuestiones arquitectónicas, durante la visita, se explica el sistema de enseñanza que se seguía en la Universidad Cisneriana.
También se cuentan anécdotas de personas ilustres y se describe la variada población universitaria que animaba esos patios: colegiales, porcionistas, empollones, que no eran los más estudiosos, por cierto, sino los más pobres, pues tenían que ganarse un jornal calentando por la mañana el asiento a otro estudiante con más dinero.
Al estudiante que se graduaba se le otorgaba el honor de salir por la puerta grande que da a la plaza. En agradecimiento a los alcalaínos, que le rendían honores, tenía que invitarlos a comida y bebida. Por ello, algunos estudiantes elegían el periodo de Cuaresma para celebrar la finalización de sus estudios. Otros se cambiaban de Universidad para evitar el gran gasto que suponía el convite. Sin embargo, los estudiantes que no conseguían aprobar, que eran muchos, tenían que salir por la Puerta de los Burros, en el Patio de los Filósofos, al callejón de San Pedro y San Pablo, donde los alcalaínos los manteaban, nada menos.

Patio de Filósofos, desde donde se accedía a la cárcel universitaria.
Había que ser muy bueno para conseguir aprobar las duras pruebas que les hacían pasar. Tenían que contestar en latín a multitud de preguntas desde un estrado. En él estaban también dos profesores, uno que les ayudaba y otro que les entorpecía en todo lo posible.
Uno de los pocos que consiguió aprobar fue el médico humanista Francisco Vallés de Covarrubias. También hay muchas más celebridades que no lo consiguieron y que son prueba de que a la gloria no se llega solo por vía académica. De Quevedo se cuenta que pasó mucho tiempo en la cárcel de la Universidad por desobedecer al toque de queda. Otros eran sorprendidos hablando en castellano, en vez de en latín. Eran tantos los que cometían estas faltas, que no había sitio en la cárcel. Había hasta listas de espera para entrar en ella.
Alcalá de Henares, centro de cultura
La figura más emblemática de Alcalá de Henares, Cervantes, no estudió el Universidad que se sepa. Sin embargo, podemos aprender mucho de él y de su obra visitando el Museo Casa Natal, en la calle Mayor. Su estatua, en la Plaza del Mercado, cuida la ciudad como un príncipe feliz, desde 1879.

Casa Natal del Cervantes
En esa plaza, también llamada de Cervantes, hay otro lugar que desde el siglo XVII debió ser centro de interés para estudiantes y resto de alcalaínos: el Corral de Comedias, restaurado en 2005.
Corral de Comedias
En nuestra primera visita a Alcalá nos quedamos con las ganas de entrar a verlo, dada la limitación de horarios. Por ello prometimos regresar, cosa que sucedió al año siguiente, durante el puente de la Constitución de 2017. Habíamos visitado la Corrala de Almagro ya y teníamos ganas de ver la diferencia entre ambas. Nada tienen que ver. Es más que interesante conocer este recinto teatral, que sólo se puede entender si lo ves desde dentro. Recomendamos que planees tu ruta por Alcalá tras haber leído la página web del Corral, porque los horarios están sujetos a variaciones.

Corral de Comedias
La corrala hace pensar en la vida cultural que tuvo Alcalá de Henares en aquellos tiempos, cuando el mundillo de la creación artística se cocía en sus plazas. Entre poetas, novelistas, surgieron lopes y quevedos al lado de estudiantes y maleantes. ¡Ojalá tuviéramos una máquina del tiempo!

Inscripción en la Universidad Cisneriana