¡Qué ganas teníamos aquel 25 de diciembre después de haber comido lechazo y turrón, de tumbarnos en el coche cama que nos llevaba directos de Burgos a Lisboa! Habíamos sacado billete de ida y vuelta en la taquilla de la estación hacía casi dos meses y no habíamos comprobado que no íbamos en coche cama, sino en butaca normal. ¡Vaya fallo!
EL VIAJE
El tren llegaba a Burgos sobre las 22:00 procedente de París y estaba totalmente completo, así que nos quedamos algo contrariados y resignados, pues nos esperaban más de 10 horas de sentada. Sin embargo, dormimos bastante bien. Llegamos a Lisboa a las 7:30, justo a tiempo para desayunar los pasteis de nata del bar de la estación de Santa Apolonia.
EL APARTAMENTO
La estación de tren está muy cerca de la Alfama, pero el trayecto para llegar hasta la Plaza de San Vicente era cuesta arriba y, aunque llevábamos mochilas con ruedas, tomamos un taxi hasta el apartamento que habíamos alquilado donde nos esperaba la persona encargada de darnos las llaves y explicarnos los pormenores de Lisboa sobre transporte público, cercanías, tiendas y mercadillos. El apartamento estaba bien equipado y tenía unas vistas muy bonitas desde la ventana del salón hacia una plazoleta muy tranquila y la iglesia de San Vicente de Fora, parecía que estábamos en un pueblo
http://www.lisbon-holiday-apartments.com/index.php?_c=1&stadtviertel=1&l=2&_a=&_a=1
El tranvía 28 pasaba muy cerca y nos acercaba a Graça o en la otra dirección hacia Baixa, Chiado y el Barrio Alto, también deja cerca del Mirador de Santa Catarina.

Tranvía 28
Solíamos ir andando hasta el Mirador Portas do Sol; el cual, además de estar muy animando, tiene unas estupendas vistas.

Desde el Mirador Portas do Sol
Desde él se puede llegar muy bien andando hasta el Castillo de San Jorge, el cual quedó derruido en el terremoto de 1755; antes fue Palacio Real y en él se recibió a Vasco de Gama cuando regresó de la India. Hay que pagar entrada para acceder a su interior, pero las vistas lo merecen.

Desde el Castillo de San Jorge, al igual que la imagen principal
EL CENTRO DE LISBOA
Lisboa tiene mucho carácter por sus barrios tan diferentes y la luz tan especial que recibe por estar donde está, al lado del estuario del Tajo y sobre siete colinas desde las que se ven vistas espectaculares. También por el viejo tranvía 28 que circula desde principios del siglo XX. Nos montamos alguna vez en él, pero en cuanto nos familiarizamos con la ciudad, preferíamos volver a pie por las callejuelas.
En el centro de Lisboa hay tres plazas imprescindibles para pasear de una a otra mientras se van descubriendo cafeterías antiguas y pastelerías. El orden para dar un paseo desde el centro sería:
- Plaza del Comercio; está situada donde estaba el palacio Real hasta el terremoto de 1775. Se puede llegar atravesando el Arco Triunfal de Rua Augusta viniendo por dicha calle comercial.
Plaza del Comercio, al fondo el Castillo de San Jorge
Antes de seguir hasta la Plaza del Rossio está el barrio de Chiado donde el Café A Brasileira, Rua Garret 120, es de los más antiguos y suele estar muy concurrido. En frente de este café está la estatua de Fernando Pessoa, el escritor portugués que más destacó en la literatura Europea en el siglo XX. Este barrio se reconstruyó tras el incendio de 1998.
- Plaza del Rossio; situada en la Baixa. Plaza muy concurrida ya que en ella se encuentra la estación de trenes del mismo nombre.

Estación de Rossio
- Plaza del Marqués de Pombal, gobernador de Lisboa entre 1750 y 1777. Llegamos caminando por la Avenida de la Liberdade hasta el Parque de Eduardo VII donde se encuentra la Estufa Fría. Las vistas son buenísimas.

Parque de Eduardo VII
BELÉM
Es el centro turístico de Lisboa y visita obligada por su importancia artística e histórica. El trayecto en tranvía también es interesante porque permite conocer otros barrios que han quedado más abandonados.
En esta zona, muy cerca de Lisboa, hay mucho que visitar:
- El Monasterio de los Jerónimos, siglo XVI, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983. Se construyó para celebrar el regreso de Vasco de Gama de la India.

Monasterio de los Jerónimos
- La Torre de Belém, también de estilo manuelino y del siglo XVI, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1983. Su primera función fue defensiva, después centro aduanero y faro.
- El Monumento a los Descubrimientos, 1960, tiene 52 metros de altura y se hizo para conmemorar el quinientos aniversario del descubridor de Madeira, las Azores y Cabo Verde, el infante Henrique el Navegante.

Monumento a los Descubrimientos
No te puedes ir de Belém sin comer los pasteles en la Antigua Fábrica http://pasteisdebelem.pt/es/ , aquí en 1837 empezaron a fabricar estos deliciosos pasteles de nata que ahora se encuentran por toda Lisboa.
SINTRA
Sintra, a 30 km de Lisboa, es otro centro turístico al que se puede llegar muy bien en tren desde la estación del Rossio sacando billete de ida y vuelta. Una vez en Sintra se compra el billete de autobús urbano que hace parada en distintos puntos de interés como la Quinta de Regaleira, el Palacio da Pena o el propio Sintra, el cual fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Es mejor salir pronto de Lisboa para que dé tiempo a ver lo más posible porque el lugar merece.
- El Palacio da Pena es una mezcla de estilos arquitectónicos: mudéjar, manuelino, gótico, barroco. Todo ello le da un aire extraño, pero ese es su atractivo. Su origen fue un monasterio de frailes jerónimos; tras un terremoto el rey Fernando II mandó construir este palacio, siglo XIX, como regalo para su esposa María II de Portugal; el encargado de dirigir la reconstrucción fue el arquitecto Ludwing Von Eschewege.

Palacio da Pena, nos pilló la niebla todo el rato
- La Quinta da Regaleira: Antonio Carvalho, un noble y rico portugués construyó, a principios del siglo XX junto con el arquitecto Luigi Manini, este palacio y los jardines con sus fuentes, torreones y un pequeño lago.

Quinta da Regaleira
- ¡Lord Byron también estuvo en Sintra! Callejeando por la parte antigua encontramos el Cantinho do Lord Byron, como este poeta inglés nos persigue casi allá donde vayamos, entramos; el ambiente y la comida estuvieron bien, estuvimos de acuerdo con una cita de él en el mural de azulejos que había:»Es una vida maravillosa. Come, bebe y sé feliz»
Volvimos a Lisboa y de allí a Burgos en tren, esta vez sí en coche cama.
Es inevitable llevarte muy buenos recuerdos de Lisboa, una ciudad con innumerables rincones, en muchos de ellos el tiempo ha ido más despacio y resulta agradable el caminar, con gente y sin gente, hay horas y horas. Nos dejamos otros puntos interesantes, pero Lisboa es una ciudad a la que siempre volvemos y descubres una nueva plaza, un nuevo café, una nueva calle, un nuevo vino en una nueva esquina, una nueva pastelería para probar sus deliciosos pasteis de nata. Es una ciudad para caminarla en compañía.
Para terminar os dejamos unos versos de Fernando Pessoa.
“El amor es una compañía.
Ya no sé andar solo por los caminos,
Porque ya no puedo andar solo.
Un pensamiento visible me hace andar más deprisa,
Y ver menos, y al mismo tiempo gustar de ir viendo todo”.
Navidad 2014