El trayecto en autobús con Tour Perú desde Puno hasta Cuzco dura unas siete horas por el altiplano peruano, se atraviesa la ciudad de Juliaca y muchos pueblos con mercados al aire libre. Paramos en el Alto La Raya, desde donde se veían los picos de los Andes.
CUZCO
Nos alojamos en www.casaelenacusco.com, al principio del Barrio San Blas. Dimos un paseo por la enorme Plaza de Armas y fuimos a comer al Heidi, a la vuelta de Casa Elena, donde encontramos buen ambiente y calidad. En otras ocasiones fuimos a saborear las hamburguesas variadas del Papachos, en una esquina de la Plaza de Armas; como ellos dicen, todo es «hamburgueseable».

Callejeando por el barrio de San Blas, Cuzco
Al día siguiente lo dedicamos al Museo Machu Picchu-Casa Concha, cuya visita sirve para hacerse una idea de lo que es este enclave. Después, fuimos a callejear por esta ciudad de peculiares edificios que conservan los muros incas en la parte inferior, sobre los que se construyó la parte superior de estilo colonial. Las iglesias y monasterios que construyeron los conquistadores le dan un aspecto que recuerda mucho a España, aunque se aprecia también el trazado inca original con el templo del Sol, Qoricancha, como punto más importante. Este lugar no se debe dejar de visitar para admirarse de la perfección con que trabajaban los incas. El Museo Inca, los mercados, el trajinar diario de sus gentes, los nuevos hoteles de lujo enclavados en edificios coloniales dan para pasar varios días y no aburrirse.

Plaza de Armas, Cuzco
PISAC
Desde Cuzco hicimos una excursión de un día hasta Pisac en una furgoneta de 10 plazas que, según se van completando, van saliendo. Estas furgonetas salen de la calle Puputi.
Pisac es un pueblo inca con un gran mercado muy pintoresco donde comprar ropa y artesanía. También se puede hacer una caminata hacia la ciudadela inca.

Colorido en el mercado de Pisac
VALLE SAGRADO
La ruta por el Valle Sagrado la organizamos con la agencia que tiene el hotel Casa Elena; también nos reservaron las entradas y el trayecto al Machu Picchu. Fueron tres días de ruta, haciendo noche en Ollanta y en Aguas Calientes.
El primer día un taxi particular nos llevó a Chinchero, donde visitamos un taller de tejidos y las ruinas, muy interesantes.
De allí al Laboratorio Inca de Moray, de dimensiones espectaculares, donde investigaban sobre las plantas y la altitud a la que conviene cultivarlas. Así, en cada nivel, había un microclima diferente.

Laboratorio Inca de Moray
Por último, antes de llegar a Ollanta, visitamos las Salinas de Maras. La sal ya se explotaba desde hace miles de años. Hay unas cinco mil pozas atravesadas por un riachuelo. Se pueden recorrer bien teniendo una estupenda visión de las mismas.

Salinas de Maras
En Ollantaytambo teníamos alojamiento en un hostal cercano a la estación del tren. Las ruinas son increíbles y el pueblo es auténticamente inca, con sus calles paralelas y estrechas. La fortaleza, con sus enormes piedras, merecen una visita para admirar sus rincones y hacerse una idea de la vida que hubo en ella.
Al día siguiente tomábamos el tren hasta Aguas Calientes, un recorrido único, solo el paisaje merece la pena para apreciar con el descenso de altitud los cambios de vegetación.

Fortaleza de Ollantaytambo
MACHU PICCHU
Aguas Calientes no tiene interés en sí, pero es la base para subir al Machu Picchu. Estando en Aguas Calientes tuvimos que recurrir a un médico porque a Alberto no se le pasaba un fuerte dolor que tenía en el brazo, a causa de un tirón que le dio al ponerse la mochila; así que llamamos a la primera compañía privada que vimos en la recepción del hostal y en seguida vino un doctor que, además de su grata y amigable conversación, le puso una inyección y asunto solucionado. Esto nos confirmó la importancia de hacerse un seguro privado de salud cuando se sale de Europa. Nosotros lo habíamos hecho con IATI. El médico, con la inyección preparada en una mano y el teléfono en otra, tenía que recibir la confirmación de la aseguradora en España antes de ponerla. Así fue, para alivio y satisfacción de todos.
Por la tarde-noche recorrimos el pueblo, lleno de turistas que habían regresado del Machu Picchu o esperaban ir al día siguiente; principalmente hay tiendas, restaurantes y hoteles. Cenamos en El Indio Feliz, por recomendación de la dueña del Casa Elena de Cuzco. Es un lugar muy especial con sus miles de tarjetas de visita de gente que ha pasado por ahí. Dejamos también la nuestra y ojalá regresemos en otra ocasión para comprobar que la han colocado. La cena estuvo muy bien, es un lugar muy recomendable.

Machu Picchu
¡Por fin llegó el día! Por la mañana nos levantamos pronto para subir al Machu Picchu. Primero nos pusimos a la cola del autobús que sale de Aguas Calientes y que en una media hora te deja a la entrada de las ruinas. Los primeros rayos daban luz al Huayna Picchu.
No está claro el origen de esta ciudad Inca, aunque parece que pudo ser refugio de la nobleza y lugar espiritual, construido en el siglo XV por el inca Pachacútec. Recorrimos sus templos, canales, palacios, todo hecho con grandes piedras sin unión entre ellas.
¡Fue espectacular deambular por Machu Picchu durante unas horas! Estuvimos en él casi hasta que cerraron. No te cansas de apreciar el enclave desde diferentes puntos, el torrente de gente no le empequeñece, es grandioso y mágico. Le vimos desde el Camino del Sol y desde el Camino del Puente.

Las tres ventanas, Machu Picchu
Para saber más de este lugar único: https://www.21wonders.es/historia/historia-machu-picchu/
¡Menos mal que Machu Picchu no fue descubierta por los conquistadores españoles, gracias a ello podemos contemplarla como la dejaron sus últimos habitantes!
Volvimos a Cuzco en tren, estábamos llenos de la energía que el Machu Picchu desprende.
Nos quedamos un par de días más para deambular por Cuzco, ciudad en la que no nos importaría vivir.
Verano de 2014