Caminar o andar en bici por la ruta Vía Verde del Ferrocarril Minero es disfrutar, metro a metro, del paisaje suave de la Sierra de la Demanda de Burgos; es imbuirse en la calma que ofrece y oír esos sonidos que solo se escuchan en el silencio.
Vía Verde del Ferrocarril Minero, Burgos
La historia de este ferrocarril es tan efímera como interesante. Richard Preece Willians, original de Manchester, obtuvo en 1895 la licencia para construir un ferrocarril que recorriese las decenas de minas de la Demanda burgalesa para que el hierro y el carbón llegasen a la capital y a las siderurgias vizcaínas. Este empresario inglés se unió a otro de Riocavado de la Sierra, uno de los pueblos de la ruta.
Para transportar los minerales les era necesario establecer un acuerdo con la compañía Norte de España que tenía el itinerario Madrid-Miranda-Bilbao, que nunca llegó, por lo que el ferrocarril dejó de funcionar en 1904.
Más tarde, la empresa Ferrocarril y Minas de Burgos S.A. trató de reanudar las actividades en 1920, pero solo duró un año.
Durante la Guerra Civil se desmantelaron las vías y quedó totalmente abandonado hasta que se recuperó como Vía Verde ya en el siglo XXI.

La ruta empieza en Arlanzón y acaba en Monterrubio de la Demanda, 52 km de belleza paisajista y hermosos bosques.
Nosotros la hemos ido haciendo, andando o en bici, en seis etapas. En cada una de ellas, hemos hecho trayecto de ida y vuelta.
ARLANZÓN-URREZ: km 0 al 7
Este primer tramo lo hicimos en bicicleta. Empezamos en el pueblo de Arlanzón, donde el paisaje de meseta empieza a cambiar al de montaña. El pueblo y su río tienen el mismo nombre, en la parte del puente hay una pequeña área recreativa muy agradable por la que discurre el río camino a Burgos.

El sendero va subiendo poco a poco, pero no de forma abrupta, como en todo el recorrido de la Vía Verde, salvo en algunos tramos. Es apto para cualquier persona.
Los robles y hayas se suceden, su sombra se agradece mucho en verano.
Desviándose un poco, se llega a las ruinas de la Abadía de Foncea. Apenas se puede apreciar lo que fue, una iglesia abadía que tenía el título de monasterio en el siglo X. Estuvo muy ligada al Obispado de Burgos. Su abad era miembro destacado del Cabildo de la Catedral de Burgos. La abadía tenía un amplio territorio, compartía con la villa de Arlanzón los aprovechamientos de pastos y leñas. En el siglo XVIII, al no tener rentas, cayó en el olvido.
Volviendo al sendero ya se llega al cruce de Urrez. Desde aquí nos volvimos, de nuevo en bicicleta, a Arlanzón.
URREZ – EMBALSE DE ARLANZÓN: km 7 al 17
Otro día de verano reanudamos esta segunda etapa desde el cruce de Urrez. En este trecho, con algunas subidas un poco pronunciadas en algunos tramos, nos encontramos con el Embalse de Arlanzón a la izquierda. En la otra orilla había gente bañándose y sus voces llegaban con claridad hasta nosotros a pesar de la distancia.

Como en todo el recorrido, hay áreas de descanso con bancos y, a veces, mesas. Nos encontramos con algún abrevadero. Los robles dan una imagen idílica al sendero.
Volvimos al cruce de Urrez y nos acercamos al pueblo. Antes de llegar hay un pequeño y hermoso bosque de robles. Urrez se puede pasear sin emplear mucho tiempo y, de paso, refrescar la garganta en los dos bares que tiene, en la calma que ofrecen los pueblos de la Sierra.
EMBALSE DE ARLANZÓN – PINEDA: km 17 al 23
Aparcamos en Pineda de la Sierra para llegar al Embalse de Arlanzón. Fue agradable volver a encontrarnos con el embalse. Lo que no nos gustó tanto fue que, tras comer el bocadillo, descubrimos que una de nuestras bicis había pinchado y tuvimos que volver andando; pero, de cualquier forma que se recorra la Vía Verde, merece la pena.
El trayecto es similar a la etapa anterior, pero más llano. Nos fuimos topando con bosques de hayas. La novedad es que se iba viendo el Mencilla, según nos acercábamos a Pineda.

Al pueblo se accede por una quesería, pues el sendero pasa por ella. Antes, hay otro acceso al pueblo por la Ermita del Cristo.
Pineda de la Sierra es un lugar que nos trae muchos recuerdos. Hemos ido en muchas ocasiones, con nuestras hijas y con amigos. Cerca, pero subiendo, está el Albergue en el que también hemos dormido en algunas ocasiones, bien haciendo cursos de teatro, bien con alumnos en las Aulas de la Naturaleza que allí se organizan.
Pineda de la Sierra es un pueblo con casas de piedra, de un color intenso rojizo, que reflejan la importancia que tuvo en otros tiempos. Algunas pertenecieron a ricos ganaderos. Las chimeneas serranas también son bien visibles. No hay que perderse la Iglesia de San Esteban con su bella galería porticada, marco de muchas de nuestras fotos. En la terraza del bar acabamos esta etapa, en un otoño aún caluroso.
PINEDA – PUERTO DEL MANQUILLO: km 23 al 31
Esta etapa la hicimos en invierno y andando. Así nos detuvimos más en los detalles, que se captan mejor al caminar que si vas en bicicleta.
El sendero se encuentra a la salida de Pineda, dirección el Albergue Valle del Sol. Al principio se camina al lado de un arroyo. La carretera está también muy cerca, por lo que se oyen los poquísimos coches que circulan.

El sendero sigue sin desnivel hasta casi el final de este tramo donde hay una subida hasta el Puerto del Manquillo. Aquí, en un cartel exterior, se pueden ver el hábitat de montaña del Sistema Ibérico. Ejemplo de ello son: el arrendajo, el cárabo común, el trepador azul, el agateador norteño, el carbonero palustre, el piquituerto, el pico menor y la tarabilla norteña. ¡Qué nombres tan sugerentes!
PUERTO DEL MANQUILLO – RIOCABADO: kilómetro 31 al 42
Del Puerto del Manquillo hay una bajada que va a dar a un cruce con la carretera, el único que nos hemos encontrado. Después, el sendero sigue ya entre hayas. Lo característico de este tramo son las curvas; en la Pasarela de Valdorcas se puede ver y oír a las personas que van al otro lado.
Se llega a un cruce con la carretera desde donde sigue la Vía Verde hasta el Puerto del Manquillo (1400 m), pero decidimos interrumpirla y regresar a Riocavado de la Sierra, pueblo pequeño con una buena vista según te vas acercando.

RIOCAVADO – MONTERRUBIO: Km 42 al 52
De Riocavado de la Sierra hay que volver a tomar el cruce, a unos 400 metros del pueblo. Caminando se va divisando Barbadillo de Herreros, pues el sendero bordea el pueblo. Como queda cerca, merece la pena hacer una visita a esta localidad de la Sierra de la Demanda. Es curiosa la fuente, de 1877, con cuatro caños.
En el camino, antes de llegar al río Pedroso, se puede pasar por un túnel, el único practicable de toda la Vía Verde, en el que se van encendiendo la luz de forma intermitente al pasar.
Siguiendo la Vía Verde se llega a Bezares, pueblo casi abandonado. En este último tramo se ven varias explotaciones ganaderas. Pasando Bezares, se llega enseguida a otro cruce con la carretera y, tras un corto tramo sin ningún árbol, se llega a Las Aceras, un bosque de hayas, acebos y arces campestres.

Esta parte, a pesar de las pendientes, es muy agradable. En seguida se llega a un área de descanso, la Pradera, con mesas de piedra en una zona vallada, las vacas están al otro lado.
Es el fin de la Vía Verde, aunque se puede uno acercar a Monterrubio de la Demanda, a un kilómetro por carretera.
Tardamos más de un año en realizar las diversas etapas, pero vimos a varios grupos de ciclistas que la recorrían en pocas horas. En cualquier caso, la Vía Verde es para todas las edades, se disfruta desde cualquier punto de partida y su agradable paisaje relaja.