No queremos decir que no se pueda estar más en Óbidos. Todo lo contrario: no hay que conformarse con pasar la mañana o la tarde, sino que hay quedarse a dormir. Ver las calles cuando se quedan vacías y parece que la noche se ha tragado a los cientos de turistas diurnos. Por eso estuvimos un día y una noche en Óbidos.
Un pueblo de contrastes
Comprobamos que el contraste entre día y noche es brutal en temporada veraniega; aunque llegamos bastante tarde, pudimos observar como a medida que la oscuridad de la noche aumentaba, disminuía la población viandante, hasta llegar a pasear por Óbidos sin ningún tipo de aglomeración.

Óbidos, Portugal
La sorpresa llegó por la mañana, desde muy temprano empezaron a llegar más y más turistas; lo más seguro que por su cercanía a Lisboa, 82 km.
En cualquier caso, Óbidos merece la pena, a solas o acompañado de miles de personas.
Óbidos es una ciudad pequeña amurallada con mucho encanto.
Calles y muralla
Después de aparcar, el acceso a la parte interior de la muralla se hace por una amplia puerta de la muralla, Porta da Vila, cuyos muros están cubiertos con azulejos azules y blancos que representan la Pasión de Cristo y el techo, la corona de espinas.

Puerta da Vila en Óbidos, Portugal
Ya en la misma puerta hay animación. Nada más traspasarla se puede seguir por la calle principal, la Rua Direita, repleta de tiendas y puestos de Ginja, el licor de guindas de la región de Óbidos.

Rua Direita en Óbidos, Portugal
Nos gustó especialmente la “librería-de-hortalizas”, en la Rua Direita, por la estupenda combinación de estos dos productos.

Librería en Óbidos, Portugal
Desde la Porta da Vila también se puede subir a la muralla, las escaleras se encuentran nada más salir. Recorrer las murallas es algo que hay que hacer ya que rodean todo el pueblo y se tiene una buena visión, el contraste de sus tejados y las casas blancas con el paisaje. Hay varios accesos de bajada y subida a lo largo de ella.

Óbidos, Portugal
Un punto interesante para bajar es el castillo, siglo XII, con estructuras del siglo XIV, ahora hotel con encanto, Pousada.
Se puede seguir por la muralla o callejeando por las calles. En el centro está la Igreja de Santa María, como curiosidad leímos que aquí se casó el Rey Alfonso V, a la edad de 10 años, con su prima Isabel, de 8.
Nos llevamos un grata impresión de Óbidos, estamos seguros que no defrauda a nadie.